miércoles, abril 18, 2007
comedia liviana
CAMBIO DE DIRECCIÓN
Seguramente habrás leído las críticas locales y el comentario de la repercusión que tuvo “Cambio de dirección” en el Festival de Cannes. Posiblemente, eso te tentó y fuiste a ver la proyección en DVD en el Cosmos, de esta comedia francesa. Bueno. Terminaste de verla y seguro te dijiste: “¿Y?”.
Sí, ¿y? Es una buena idea, los actores son muy simpáticos, el tono general es amable. No es una mala película, es más, hasta la recomiendo para cuando la pasen por el cable. Pero no rompe el género, no es desopilante, hasta desaprovecha más de una oportunidad. ¿Por qué tanto motivo de barullo, entonces? “Cambio de dirección” es una película muy parecida a las ciento de comedias norteamericanas que inundan las pantallas locales, comedias con las que la crítica no suele ser tan condescendiente. ¿Entonces? ¿Por qué esta diferencia de criterio? ¿Qué es lo que le ven de excepcional y destacable, a una comedia que apenas se eleva sobre el promedio?
“Cambio de dirección” es la historia de un joven músico, David, que busca compartir el alquiler de un departamento en París, mientras se mantiene dando clases. Quiere la buena fortuna que arregle con Anne, una rubiecita parlanchina desinhibida que se transforma en más que amiga. Hay algún escarceo erótico, una acostada etílica, pero a ellos les queda claro que son amigos y que aman a otra persona. Para David, el motivo de su desvelo es una alumnita, llamada Julia. Cuando la consiga (tras algún intento fallido), comprobará que no todo era como lo pensaba.
El guión y la dirección es de Emmanuel Moret que encarna, también, a David, el protagonista de esta historia. “Cambio de dirección” está contada a media agua, con ese estilo de humor francés que parece no esforzarse a fondo para hacernos reír. Más allá de un gag afortunado o alguna línea interesante, a los personajes le falta más fuerza para hacerlo memorables. Son simpáticos, amenos, pero quedan ahí, a medio camino.
La babita del día de la fecha es para Fanny Valette (Julia), un personaje que habla poco pero que actúa con total impunidad. (¡Las calladitas son las peores! como decía la abuela).
Escenas destacadas: la escena final, en la habitación llena de cajas; el diálogo previo, donde Anne y David tratan de convencerse uno a otro, desde la vereda de la lógica; el encuentro de Julia y Julien.
CONSEJO: esperar al video.
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