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críticas chatarras

miércoles, noviembre 22, 2006

caperucita hard 

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HARD CANDY

Hace unos cuantos días hablamos de una película argentina en la que parecía que el director no tenía nada que decir. Vamos a dar un contraejemplo de una historia contada con elementos mínimos y que nos mantiene atentos durante la hora y media que dura: “Hard candy”. Básicamente, todo sucede en una casa, entre dos personajes. (Los personajes secundarios son irrelevantes. Podrían no estar y no afectan para nada la dinámica central de la trama). Ya sé, si queremos buscarle la quinta pata al gato, no será difícil hallarle peros a esta historia: algunos toques de inverosimilitud, el mecanismo de relojería no es tan ajustado como parece, excesivo peso de la tensión dramática recargada en el diálogo, etc.,etc. Lo que diga. Pero “Hard candy” funciona. Y nos mantiene al borde de la butaca, nos hace apartar la vista de la pantalla y eso que no vemos nada truculento (aunque pensemos en imágenes truculentas). En suma: dos mangos para contar una historia con menos que nada, mucho pero mucho menos que lo que contó Pablo Trapero para su “NYC”. Y ésta historia logra atraernos mucho, pero mucho más.

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“Hard candy” es el juego del gato y el ratón, con una diferencia: el ratón es el que tiene a maltraer al gato. Hayley es una tiernita adolescente que asiste a una cita a ciegas con un adulto, concertada por chat. La pequeña parece querer poner la cabeza en el borde de la guillotina, porque tras una serie de flirteos obvios, se invita a la casa del desconocido. Poco transcurre del filme para que entendamos (como el protagonista) que las cosas no son como parece y que el control está en manos del más débil.

No adelantamos más, so riesgo de revelar datos vitales para mantener la intriga del filme (por eso, evite las frases al pie, en esta ocasión). Pero, “Hard candy” se reduce a un duelo de voluntades. Duelo que se desarrolla, casi totalmente, en diálogos. Hayley comanda las acciones a voluntad y va desplegando, paso a paso, una metodología pacientemente pensada para dejar al descubierto a Jeff.

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“Hard candy” tiene una estética muy particular, en un ambiente cerrado, cercado por las tiras de una cortina americana, muy aséptico, con paredes de colores planos. Rojos, azules, amarillos, blancos, recortando el fondo de los personajes. Para aumentar el nivel de tensión y angustia, el director David Slade (con experiencia en videoclips) enmarca los rostros de los protagonistas en encuadres de comics, en primeros planos temblorosos con una iluminación que endurece los rasgos, realzando la tensión.

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Pero si toda la estética es aliada para el muy buen guión de Brian Nelson, hay dos cómplices fundamentales: Ellen Page y Patrick Wilson. La pareja protagónica es vital para que el filme sea creíble (aún en aquellos momentos menos creíbles). Lo de Ellen Page es el personaje y la actuación del año. La joven actriz canadiense logra darnos ese tono perverso añinado, esa mirada de debilidad que trueca en una furia que suponíamos inexistente. Notable su trabajo, para seguirla de cerca en próximas películas.

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Escenas destacadas: la escena inicial, una charla de chat; la presentación de los personajes; la escena de la “operación”; la secuencia final en el techo de la casa. Frases: “No pareces esa clase de hombres que necesitan conocer chicas por Internet”, “Bueno, creo que es mejor conocer a la gente por la red, primero. Conoces como son por dentro. Cuando eres fotógrafo, como yo, sabes cuánto mienten lo que las caras muestran hacia fuera”; “Bien, cuatro de cinco doctores están de acuerdo que estoy verdaderamente insana”; “Esas cartas son mías”, “Nada es tuyo cuando invitas a una adolescente a tu hogar”

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“Si me hieres, de cualquier forma, no lo olvidarás. Te cambia, cuando hieres a alguien”, “¡Oh! Lo dices por experiencia, supongo”; “¿Significa que no quieres que te castre por mi propio beneficio? Guau, me tocó. ¿Jeff, por qué no imaginás a alguien diciéndote lo mismo, en algún momento cualquiera? Imagina cuando te bajaste a esa pequeña niña diciendo: ‘¡Detente! ¡No lo hagas por ti mismo!’. ¿Te has escuchado?”.

CONSEJO: puede esperarse al video. Pero agendarla.

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