viernes, octubre 13, 2006
munichita
CAMINANDO SOBRE EL AGUA
Podría haber dado mucho, pero mucho más de lo que dio. “Caminando sobre el agua” parte de una muy buena idea, desarrollada con poca audacia. Esa falta de tenor dramático, de conciencia del peso de la historia que se estaba contando, deja a la película en clara sensación de deficiencia. Cuanto más viajan los personajes, menos logran comprometernos con la historia; la escasez de líneas de diálogos auténticamente brillantes, es un síntoma de la liviandad con que fue encarado este guión.
Esta es la historia de Eyal, un agente del Mossad, que en un día le cambia la vida: mata a un terrorista delante de la familia de éste y cuando llega a casa descubre que su esposa se ha suicidado. Tras un mes reponiéndose del trauma, a Eyal se le encarga una tarea “liviana”. Axel, un turista alemán, viene a Israel a visitar a su hermana que vive en un kibbutz; ambos son nietos de un genocida nazi que, presumen, sigue vivo. La tarea de Eyal será hacerse pasar por guía, trabar relaciones con los hermanos y averiguar si la familia tiene algún tipo de contacto con el “amable viejito” que supo masacrar gente en los campos de concentración, entre ellos, la propia madre de Eyal.
Este “trabajo” le aportará a Eyal algunas lecciones que el pasado le da a su presente. El filme gira sobre dos ideas fuertes: la víctima que se vuelve victimario; el pecado de los padres que estigmatiza a los hijos. Axel y su hermana Pía son buena gente, abominan del pasado de su familia; pero cargan con el peso de una historia de la que no son responsables. Eyal no puede perdonar ese pasado, pero no se ha dado cuenta que él, como aquellos que mataron a sus ancestros, está cargado del prejuicio y el rencor hacía sus vecinos palestinos. Eyal es una bomba a punto de explotar: el suicidio de su esposa disparó (a un nivel inconsciente) un cuestionamiento a su trabajo y a su forma de ser. Eyal es una máquina de matar. ¿Y cómo se puede vivir con alguien que tiene las manos manchadas de sangre?
“Caminando sobre el agua” deambula por esas ideas, pero en ningún momento las incorpora como ejes básicos de la acción. Son líneas paralelas, citadas en algún momento por los personajes, que motivan alguna decisión. Pero falta mucha más fuerza dramática para que la historia nos emocione y nos induzca a cuestionarnos, del mismo modo que se cuestiona el personaje. Cierto tono light, con un derrumbe al final. Todo lo que sigue al viaje de Eyal a Alemania, parece demasiado forzado. No importaba tanto saber si el abuelito nazi estaba vivo o no. Importaba que ese hecho definiera el futuro tanto de Eyal como de Axel, que ese contacto entre víctimas y victimarios, sirviera para zanjar los rencores y que la nueva generación sepultara, los pecados de sus mayores.
No es que “Caminando sobre el agua” sea aburrida o esté mal filmada. Todo lo contrario. Pero no logra conmovernos, no logra dejarnos huella. Es una película más. Cuando el tema daba para sacudir nuestros cimientos, como lo hiciera “Munich”, por dar un ejemplo.
Claro, detrás estaba Steven Spielberg. Y eso es otra cosa.
Muy buena la banda de sonido. Un dato: en el sitio de la película (www.walkonwatermovie.com) pueden bajarse, en MP3, el tema “Cinderella Rockafella”, un clásico decadente muy simpático.
Escenas: la lucha en el subte, con los neonazis alemanes; el baile israelí en la familia de Axel; la escena entre Axel y su abuelo; la charla de Axel y su hermana, cuando ella le confiesa cómo su novio la dejó al enterarse que era nieta de un genocida.
Frases: “No lo entiendes. No es sólo llegar al Mar de Galilea y empezar a caminar. Si pudieras, todos lo harían. Necesitas prepararte”, “¿Cómo? Ilumíname por favor”, “Necesitas purificarte totalmente. Tu corazón necesita estar limpio desde adentro: nada de negatividad, ningún mal pensamiento”, “¿Y entonces”, “Entonces caminaras sobre el agua. Estoy seguro de eso”; “Tú matas todo lo que tocas”.
CONSEJO: esperar al video, sin apuro.
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