domingo, agosto 20, 2006
un par de ovarios
VOLVER
Trucos de cineasta genial. Pero, al final, trucos. Detrás de toda la pirotecnia Almodóvar, “Volver” es una película incompleta. Algo nos falta. Un toque de emoción, un diálogo brillante, una escena memorable. Podemos identificar todos los guiños que Pedro Almodóvar nos hace desde la pantalla. Pero, el resultado final, sabe a golpes de efecto, a cierta desorientación, como que la historia de Raimunda no hubiera dado todo lo que tenía para dar.
La excusa argumental de “Volver” es la historia de Raimunda, madre de una adolescente, con una hermana separada, que arrastra la muerte de sus padres en un incendio. No es un buen tiempo para Raimunda: debe desaparecer el cadáver de su marido y (aún no lo sabe) el fantasma de su madre se le ha aparecido a su hermana y le pide ir con ella.
“Volver” es un homenaje de Almodóvar a esas mujeronas pueblerinas, auténticas sobrevivientes, capaces de soportar la explotación sexual, la marginación económica, el sufrimiento eterno, afrontando todo con una voluntad sin desmayos. El cosmos de “Volver” es femenino, universo en el que lo masculino es sentido como una amenaza hostil. Hay una escena que retrata este marco social de los personajes. Poco después de ver el fantasma de su madre, Sole (nombre no casual de la hermana de Raimunda) escapa espantada, cruzando los cuartos oscuros de la casa. En un momento, va a corre una cortina, que da a un patio soleado. Pero se detiene en el umbral: el grupo de hombres que asisten al velorio de su tía, la miran con agresividad. Entre los dos miedos, Sole prefiere el de ultratumba: retrocede, escondiéndose. Los hombres son personajes absolutamente accesorios en la trama de “Volver”.
Las mujeres de “Volver” son solidarias, se apoyan unas a otras, besos sonoros que revelan su complicidad de género. Cofradía genética, se ayudarán, unas a otras, como si supieran que estarán solas cuando llegue el momento del final. Son voluptuosas, desbordan sexualidad (ver la escena de la fiesta, la posta de seducción que Raimunda pasa a su hija), chorrean energía erótica. La vida (y los hombres) las irán consumiendo de a poco, hasta quedar como Irene o la tía Paula, sombras de una sombra, grises fantasmas del pasado.
Almodóvar utiliza la estética de Sofía Loren para delinear las características físicas de su heroína. El arquetipo de la mujer carnal, curvas generosas, pechos desbordando del escote (ganándose varios planos detalle adrede) y caderas generosas (chimento: hubo que ponerle relleno a Penélope Cruz, de cintura menos pronunciada). Para los seguidores de la diva italiana, podrán jugar a adivinar en qué película utilizó los modelos que luce Raimunda en “Volver”.
El problema con el que se encuentra Almodóvar es que para generar ese perfil mediterráneo, no tuvo mejor idea que elegir a Penélope Cruz, uno de esos misterios del cine actual que nos lleva a preguntarnos porqué hay gente mediocre que suele tener más oportunidades, las mismas que se les niega a otros más talentosos. Y vale apurarse a aclarar que, para no ensañarse con Cruz, que en “Volver” están bastante atenuadas sus deficiencias actorales, principalmente por los trucos a los que recurre Almodóvar. Pero sólo basta verla cruzarse con Carmen Maura (llena la pantalla con sus pequeños momentos) en la escena cerca del final, la de la caminata en la noche, para comprobar a quién le cocrresponde la responsabilidad de que la película no vuele. Con otra actriz, tal vez Pedro Almodóvar no hubiera necesitado recurrir a la larga (y demasiado explicada) escena comentada, con brochazos de explicación de folletín (género del afecto del director manchego).
Algunas pinceladas poéticas (la hermana oliendo la bicicleta; el diálogo final entre Agustina e Irene; la misma posibilidad del fantasma) enaltecen algunos momentos del filme. Tal vez falta un poquito más de eso, para elevar el nivel dramático de la película. Nos quedamos con Carmen Maura, con Lola Dueñas (como Sole) y con Blanca Portillo (como Agustina).
Escenas: el traveling inicial de las mujeres limpiando las tumbas; Cruz “doblando” “Volver” de Gardel y Lepera (la voz de Estrella Muriente, con un doblaje intencionadamente a destiempo); la charla final entre Agustina e Irene; el encuentro entre Sole y el fantasma de su madre.
Frases: “Ahora vete o me vas a hacer llorar. Y sabes que los fantasmas no lloran”; “Si te sirve de algo, yo no lo maté”; “Tu padre era del pueblo… está muerto”.
CONSEJO: se puede esperar al video. Pero es una película de Almodóvar. ¿Si no después de qué va a hablar?
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