lunes, junio 12, 2006
los años del despiole
GELBARD, HISTORIA SECRETA DEL ÚLTIMO BURGUÉS NACIONAL
Inserto en la tónica K de reescritura de la historia nacional (con la producción de "Caras y Caretas", i.e. Felipe Pigna), "Gelbard, historia secreta del último burgués nacional" interesa más por lo que deja de decir que por lo que efectivamente dice. Sesgado, manipulador, incompleto desde el análisis, el documental de María Seoane y Carlos Castro tiene una virtud: el de poner la mira en un personaje símbolo de ese delirio surrealista del subdesarrollo argentino que fueron los gobiernos de Cámpora, Perón e Isabelita.
El documental empieza con un falso relato en off del propio José Ber Gelbard (rápidamente descubierto, cuando informa que murió poco después de su entrevista con Fidel Castro) y a partir de allí, el protagonista cuenta su historia, enhebrada por los testimonios de aquellos que lo conocieron. Pasan los testimonios de Bonasso, Perdía, Abal Medina, Cafiero, entre otros, armando el mosaico del hombre fuerte, el empresario que se llevaba bien con todo el mundo y que manejó la economía del país, en el último intento antes de que todo explotara con la asunción de Isabel Perón.
La mayor debilidad del documental es pretender salvar al personaje, eludiendo sus zonas oscuras. Gelbard fue un clásico empresario argentino de ese tiempo, astuto y hábil para relacionarse con el poder, seguramente tan corrupto como la mayoría de sus colegas. El documental bordea esa trayectoria empresarial pero sin hundir el cuchillo en la herida. Hay cierta ingenuidad para explicar sus asociaciones, sea con Lanusse para que el Estado ponga el 85% del financiamiento de ALUAR o su sociedad con Gravier.
El nudo del documental es el plan de Gelbard al frente del Ministerio de Economía, de neto corte intervencionista, buscando cambiar las estructuras productivas del país. Es aquí donde le hubiéramos pedido a sus directores mayor detalle de las medidas (apenas el enunciado de las leyes aprobadas). ¿Qué significaba en términos económicos? ¿Cómo se implementó? ¿Cómo las recibió la sociedad? ¿Fallaron sólo por razones políticas o había incoherencias técnicas? ¿Cuál era el contexto de la época? El relato se queda con la baja en el desempleo y la apertura comercial al bloque del Este. Pero no menciona los desabastecimientos que generaron los controles de precios ni la alteración de precios relativos resultantes. Como consecuencia de la metodología de agrupar aquellos testimonios que resulten favorables, no hay ninguna crítica desde la derecha, ningún testimonio opositor.
Paradójicamente, a medida que va transcurriendo el documental, el protagonista queda fagocitado por el contexto. Gelbard y Perón eran animales políticos. Amados u odiados, no podía negarse que operaban dentro de ciertas franjas de racionalidad (escasa, pero racionalidad al fin). Cuando se confronta a esa vieja guardia con la nueva dirigencia que asomaba (la militancia de los '70), no deja de correr un frío por la espalda. La repetición de un discurso pseudopolítico, vacío de contenidos, sin anclajes en la realidad, asusta (tal vez porqué conocemos el final).
Las explicaciones de Bonasso o de Abal Medina (tantos años después) explicando como se oponían a la política de Gelbard, etiquetado de burgués, son tan precarias como inconscientes. Queda la sensación de que mientras algunos caminaban cuidadosamente sobre campo minado, otros daban saltos alrededor, sin mirar qué y dónde pisaban. Tal vez, aunque no fuera su objetivo, ese es el mayor logro de este documental: testimoniar el grado de mediocridad de la joven dirigencia política.
Será motivo de estudio sociológico cómo se llegó a tal pobreza intelectual. Pero la sensación de los pibes bailando en la cubierta del Titanic no deja de causarnos espanto, cuando sabemos lo que siguió y cómo siguió, a ese débil intento de democracia post-Lanusse.
Algunas delicias para el manipulador del discurso en pantuflas: la rápida mención de “la muerte de Rucci”, para no informar quién fue el responsable de la muerte del dirigente gremial argentino; el eufemismo para calificar la actividad terrorista de esos días.
CONSEJO: esperar al video.
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