sábado, enero 21, 2006
nikita nipone
MEMORIAS DE UNA GEISHA
Era difícil prever tanta pobreza de ideas a la hora de trasladar a la pantalla, lo que en principio daba para (por lo menos) un fresco de costumbres. Es difícil no pasarse las dos horas y media largas que dura "Memorias de una geisha" y que no se te cruce por la cabeza, la idea de: "¿y si esto lo hubiese filmado James Ivory?". Es tan precaria la película de Rob Marshall que, si no transcurriera en Japón (y que las actrices son chinas), no diferiría demasiado de los telenovelones que suelen verse a la hora de la siesta.
Como siempre, vamos al guión. ¿Qué quiere contarse en "Memorias de una geisha"? ¿La historia de una chica que fluye como el agua, que soporta sin quebrarse todos los obstáculos y que termina triunfando? ¿La historia de un amor nacido en la infancia, por un gesto amable, y que prosigue con los años hasta alcanzar su triunfo final? ¿La crónica de un aprendizaje implacable para alcanzar las cotas máximas de un oficio valorado por una sociedad que está a punto de cambiar para siempre? ¿La dominación que los hombres han ejercido sobre las mujeres? ¿La historia de dos mujeres en pugna?
Éstas y muchas más historias podían haberse elegido para esta película. No se elige ninguna. No se sabe qué se quiere contar. No hay tesis, no hay relieve en los personajes que entran y salen por la ventana, como si todo diera igual. Los volantazos de la historia, propios del melodrama de segundo nivel, señala que el guión de Robin Swicord sobre la novela de Arthur Golden, no supo que contar. El final es una mescolanza que se alarga innecesariamente.
Si uno espera saber algo sobre el aprendizaje de una geisha o sondear más sobre las relaciones entre los hombres y las mujeres en el Japón de la Segunda Guerra, también va a salir defraudado. No hay investigación seria de costumbres en esta película. Para la información que se proporciona en el film, da lo mismo que suceda en Osaka o en Palermo.
Otro síntoma de una falla de guión: el uso del relato en off. En este caso, notoriamente inútil, porque trata de explicar lo que debimos haber visto un segundo antes. Un ejemplo claro para los guionistas en escabeche: cuidadito cuando echemos mano a esa herramienta; usarla sólo si es, absoluta y totalmente necesario. Una miradita a "Sunset Boulevard", para saber cómo se maneja este recurso y si nos quedan dudas, exprese lo que siente el personaje a través de un diálogo. En cine, suele ser lo mejor.
Una imagen que se repite, aunque no tenga una exacta justificación temática: la huida por los pasillos de la pequeña Chiyo, repetida en la evolución de la niña a geisha, como si estuviera encerrada y tratara de escapar. La idea del encierro está muy repetida en la primera parte del filme, con muchas imágenes de puertas, barrotes, pasillos con ornamentaciones que repiten el esquema de rejas. Después (otro signo de la debilidad del guión), no encuentra una "justificación" en la historia.
Tres babitas orientales: a Gong Li, a Michelle Yeoh, a Ziyi Zhang. Escenas destacadas: la fuga de la pequeña Chiyo por los techos de la ciudad; la escena del Director regalándole un helado a Chiyo; la negociación entre Mamesha y la directora de la casa de geishas, por Chiyo.
Frases: "Mi madre siempre dijo que mi hermana Satsu era como el bosque. Arraigada a la tierra como un árbol sagrado. Pero ella me decía que yo era como el agua. El agua puede hallar su camino incluso entre las rocas. Y cuando encuentra un obstáculo, abre una brecha"; "Déjame ver esos ojos. Mírame. Hay tanta agua"; "Es más fácil si lo olvidas todo"; "En el templo hay, grabado en una piedra, un poema titulado 'Pérdida'. Tenía tres palabras, pero el poeta las borró. No puedes leer la 'pérdida'; sólo sentirla";
"Recuerda que las geishas no son cortesanas. Y no somos esposas. Vendemos nuestras habilidades, no nuestros cuerpos. Creamos otro mundo secreto. Un mundo de belleza. La palabra 'geisha' significa artista"; "La agonía y la belleza viven una al lado de la otra en nosotras"; "No te puedes llamar una verdadera geisha hasta que no golpees a un hombre con una sola mirada"; "Pude haber sido ella. ¿Eramos tan diferentes? Ella también amó una vez. ¿Estaré mirando mi futuro? Hasta que el verdadero futuro cayó del cielo"; "Las geishas no pueden querer. No pueden sentir. Las geishas son artistas del mundo flotante. Ellas cantan, bailan, entretienen, lo que tu quieras. El resto es sombra, secretos"; "No le puedes decir al sol que no brille, o la lluvia que no caiga, o a un hombre que las geishas no pueden ser esposas. Ellas son las esposas de la noche".
CONSEJO: dejar pasar.
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