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críticas chatarras

jueves, enero 26, 2006

la pequeña casita en la pradera 

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UN AMOR, DOS DESTINOS

"Un amor, dos destinos" no termina de despegar. Es un constante apronte. Estamos ahí, pero no termina siendo. La sensación final es de "está bien, pero le faltó algo". Por eso su destino es flotar en ese poblado mar de películas correctas que pasan sin dejar huellas, una de esas que vemos un domingo a la tarde en el cable, mientras tomamos mate. Y no deja de ser una lástima, porque la historia prometía más, sobre todo por su planteo.

Einar Gilkyson (Robert Redford) vive en una granja estadounidense, con Mitch Bradley (Morgan Freeman), antiguo empleado y actual amigo, que ha quedado inválido por el ataque de un oso. Einar lo atiende, alimenta y le proporciona la dosis diaria de morfina para calmar los fuertes dolores, secuela de la agresión. Se adivina en Einar un conflicto interior, algo que explique la decadencia de la granja, el rostro con barba y ceño de enojo permanente. El conflicto se devela cuando, escapando de un novio golpeador, llega al rancho su ex nuera Jean (JLo llenando muy bien un jean, hay que reconocerlo) y su nieta Griff (que hasta ahí, Einar desconocía que existiera). En ese momento nos enteramos que Einar tenía un hijo, que murió en un accidente automovilístico y que Jean manejaba el auto, por lo que la hace responsable de lo ocurrido.

Ese es el gatillo disparador y lo que sigue es una historia de perdón, de cómo rescatar lo que está vivo, cómo seguir cuando el rencor se ha acumulado durante tanto tiempo. Y, cómo es de esperar, la senda cristiana a la que no llegan los grandes, se arriba por los atajos que proporcionan los niños.

Si el filme se mantiene, en gran parte, es por el trabajo actoral de Robert Redford y Morgan Freeman. Sólido y sin desbordes, lo de ellos es tan bueno que hasta Jennifer Lopez no desentona, lo que ya es mucho decir.

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Si uno empieza a rascar la superficie de la película, el guión de Mark Spragg y Virginia Korus Spragg afloja por las varias subhistorias paralelas que no agregan mucho al conflicto principal, que es el enfrentamiento entre Einar y Jean por la muerte del hijo. Nos referimos a toda la historia del novio golpeador (que debería haber sido un catalizador del conflicto), la historia del oso (sobra completamente) y el romance entre Jean y el comisario del pueblo. Es más, uno, un partidario de la economía de recursos, hubiera hecho transcurrir toda la historia en el rancho. Tal vez alguna salida al pueblo para dar información o mostrar el pasado de Einar. Pero la tensión debía azuzarse con la cercanía física de los personajes. Y todo debía girar apoyando la tesis del filme: Einar necesita perdonar, para poder perdonarse.

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Escenas destacadas: la paliza que Einar le pega a Gary; las discusiones amistosas (como la del arreglo del auto) de Einar y Mitch; la visita de Griff a la tumba de su padre; las charlas de Einar a la tumba de su hijo.

Frases: "Lo llaman accidente porque nadie tiene la culpa"; "No te quiero aquí"; "Mi hijo está muerto", "Tu nieta no"; "Lo intenté, hijo. Sabes que lo intente. Pero no puedo"; “Griffin tiró una moneda y perdió”.

CONSEJO: esperar al video.

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