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críticas chatarras

miércoles, septiembre 07, 2005

servicio al cuarto 

2046
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En un momento del filme, un personaje dice: "Al principio es aburrido. Pero después uno se acostumbra". Perfecta definición para una película rara, muy rara, pero que terminamos comprando. Ojo: para adictos al cine arte. Porque "2046", la película de Kar Wai Wong, tiene una sintaxis, estructural y visual, para cinéfilos entrenados. Por momentos es densa, morosa, como si perdiera el camino, pero remonta al final. La película termina siendo coherente con la historia que cuenta el director, la historia principal que unifica los tantos romances del protagonista.

"2046" es la continuación de "Con ánimo de amar", la anterior película de Kar Wai Wong. No es necesario conocerla, basta con saber lo que se informa al principio del filme: el señor Chow Mo Man se enamoró de una mujer casada, en Singapur, años atrás, y el romance se frustró. Ella no quiso irse con él, a Hong Kong, donde ocurre esta segunda parte. Bueno, ahora estamos viendo como sobrevivió Chow a ese gran amor frustrado. Chow se ha vuelto un Don Juan que cambia de mujeres como de camisa. Periodista, se dedica a escribir historias de ciencia - ficción, encerrado en un cuarto de un mísero hotel. El cuarto tiene el mismo número (2046) que aquel cuarto de Singapur donde vivió su historia de amor. En ese cuarto, Chow empieza a escribir una historia que sucede en el futuro, en el 2046 (el año que termina el período de gracia en el que China se comprometió no hacer cambios en Hong Kong). En esa novela, hay un tren que lleva al futuro, a ese 2046, donde van las personas a buscar sus recuerdos. El protagonista de la novela va a buscar a la mujer que amó, para saber si lo sigue amando. Nadie regresa de 2046. Pero él sí. Aunque ese viaje lleve toda una vida.

Mientras escribe esa historia, Chow conoce a una mujer tras otra (una mujer que lo ha olvidado; otra que ama a un japonés, para enojo de su padre, el dueño del hotel; la hermanita de esa otra, una adolescente casquivana; una prostituta hermosa que se enamora perdidamente; una enigmática apostadora). Cada una le aporta gestos, detalles, momentos, para pegar en esa novela, un collage que habla del autor, más que cualquier otra cosa. Y en esos trucos, omnipresente, el amor que quedó atrás, el que no se puede superar.

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En ese barullo de personajes, líneas de tiempo, personajes reales y de ficción, el espectador puede perderse. Es una película que se disfruta más, seguramente, en una segunda o tercera visión. Pero, conceptualmente, la película no transcurre en el futuro, si no en el pasado: en 1963, el año que Chow dejó a su amor. Esa habitación es el símbolo del hombre que está encerrado en un momento de su vida. No ha podido superar ese fracaso. No hay modo de superarlo, porque el verdadero amor se da (con suerte) una sola vez en la vida. Las mujeres que desfilan por su vida no pueden alcanzarlo. Ha perdido toda posibilidad de un futuro, porque ha quedado anclado en el pasado, en esa habitación 2046 donde fue feliz. Esa imposibilidad de continuar, es la poética tesis del filme, es el drama existencial del protagonista. Buscar a alguien que no existe en el futuro, porque está en el pasado, irremediablemente.

Cada historia de amor de Chow, es una referencia a esa gran historia de su pasado; cada gesto en la novela, es un gesto en la vida cotidiana, pero también en ese amor pasado. El pendular de una cadera, una carta sacada de un mazo, un número de una habitación. Los símbolos se repiten, como hitos en el camino, para aquel que está perdido en el pasado. Cree ver augurios, cuando en realidad sólo ve fantasmas.

Kar Wai Wong hace gala de esos planos increíbles (dice la leyenda que nunca estudió cine y por eso ubica la cámara como quiere; otros que una de sus actrices lloraba mejor con un ojo que con otro, por eso cortó su rostro al medio), una cámara que parece escondida, acechando detrás de los personajes. La fotografía de Christopher Doyle (el mismo de "Héroe") es otro cómplice fundamental de la cuidada estética de la película. Agenden: la banda de sonido. Auténticamente, de colección. (Una joya, la versión de "Sibouney" de Xavier Cugat). Un detalle: la película está hablada en distintos idiomas y los personajes hablan entre sí, con idiomas diferentes. Uno responde en un idioma, a la pregunta realizada en otro, como si hablaran una sola lengua. Chow habla en cantonés, Bai Ling en mandarín, Tak en japonés.

Y, como si fuera poco, Kar Wai Wong se da el lujo y hace desfilar por su película a todas las estrellas del cine chino actual. Vayan contando: imágenes de Maggie Cheung (de su anterior "Con ánimo de amar"), Gong Li ("Sorgo rojo", "Ju dou", "Adiós mi concubina"), Zhang Ziyi (la jovencita de "Héroe" y "El tigre y el dragón"), Faye Wong (cantante y actriz en "Chungking express" del mismo Wong). Un seleccionado babístico oriental, pero nos quedamos con Zhang Ziyi, que es nuestra debilidad asiática.

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Escenas: el diálogo final entre Bai Ling y Chow; el último diálogo entre Chow y Su Li Zhen; la escena de la androide que no entiende. Frases: "Tengo un secreto que contarte. ¿Vienes conmigo?”; “No regresó. Como si hubiera abordado un largo tren dirigido a un somnoliento futuro a través de una insondable noche”; “Todos iban a 2046 con la misma intención: recuperar sus memorias perdidas. Porque en 2046 nada cambia. Pero, nadie sabe si es verdad o no, porque nadie ha regresado de allí”; “Cuídate. Puede ser que un día escapes de tu pasado. Si lo haces, buscame”; “En el amor, no puedes buscar un sustituto”; “Cuando no tomas un ‘no’ como respuesta, hay aún una chance de tener lo que quieres”; “Encontré un androide que lucía como ella. Deseaba que ella pudiera darme una respuesta”; “Cuando las peonías florecen, ella se pone de pie. ¿Eso significa un ‘sí’ o un ‘no’?”; “El amor es una cosa de coordinación”; “Las lágrimas son las heridas del alma”.

CONSEJO: imperdible para público entrenado. El resto, esperar al video, sin apuro.

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