jueves, agosto 11, 2005
agua chirle
AGUA TURBIA
Una película de miedo que no asusta. Otra remake del género de terror japonés, fórmula que está mostrando serios síntomas de agotamiento. Un filme que sugiere más de lo que da. Otra historia de Hideo Nakata (el mismo de "La llamada" y "El ojo") que se parece a todo lo que hizo y una película de Walter Salles ("Estación Central" y "Diarios de motocicleta") que no le aporta nada a su filmografía. Raro que una historia que prometía, terminara con tan poco.
Dahlia no está bien mentalmente; abusada por su padre, madre alcohólica que la abandonó, Dahila acaba de divorciarse y trata de mantener la custodia de su hija, Ceci. En los tiras y afloja con su ex marido, Dahila va a vivir con la nena, a un departamento en un complejo habitacional en Roosevelt Island, frente a Nueva York, que se está cayendo a pedazos. Goteras, ascensores que se traban, porteros con mala gana y agentes inmobiliarios con cara de truhanes. Pero detrás de las goteras que avanzan, de los ruidos tras las paredes, de las manchas obscuras que cubren el techo, algo acecha: un fantasma, el fantasma de una niña.
"Agua turbia" recorre todos los tics de las últimas películas con la firma de Hideo Nakata, obsesiones que ameritan el análisis psicoanalítico. Está la soledad urbana, el ambiente hostil, el miedo a lo que fluye, a lo subterráneo, a lo que acecha en las profundidades, el niño como agente de la muerte, del horror, de lo maligno.
¿En qué falla "Agua turbia"? La debilidad del guión, la falta de contrafigura dramática de Dahlia, una absoluta ausencia de tensión dramática responsable de que una película de terror no asuste (síntoma de que algo falla). El tormento depresivo de la protagonista, con la máscara de la expresiva (y hermosa) Jennifer Connelly, es un matiz que no logra relieve dramático. Es más, la resolución del misterio llega tan abruptamente, sin peso específico, que se pierde en la liviandad.
Junto a Connelly, se adivinan tres caras célebres: Tim Roth (como el abogado Jeff Platzer), John C. Reilly (Murray, el vendedor chanta) y Pete Postlewaite (el portero, antes el director de la orquesta de "Tocando el viento"). Es para señalar que son tres interesantes personajes que no aportan absolutamente nada a la trama de suspenso.
Escenas: la escena en la que Dahlia encuentra los grifos abiertos del departamento del piso 10; el speach de Murray, el agente inmobiliario, cuando le muestra las “bondades” del departamento. Frases: “Ok, pa… vamos”; “¿Por qué estaba abierta la puerta?”, “¡Estaba cerrada! Alguien tuvo que abrirla…”; “Si me necesitas, siempre estaré aquí”.
CONSEJO: esperar al video.
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