sábado, julio 30, 2005
saliendo de la pantalla
LAS AVENTURAS DEL NIÑO TIBURÓN Y LAVAGIRL EN 3-D
Para que no haya ninguna clase de dudas: ésta es una película para chicos. No busquen segundas intenciones ni complicaciones innecesarias. Es un caramelo fílmico: la historia del héroe que recibe una enseñanza al final de la jornada. Caramelo, sí, envuelto en un magistral paquete: la filmación en 3-D, con anteojitos rojos-celestes de por medio.
Robert Rodriguez, quien ya había probado filmar en 3-D en la culminación de la trilogía de "Mini Espías", dirige una auténtica película de la familia Rodriguez (como confiesa en los títulos). "Las aventuras del Niño Tiburón..." se basa en un cuento de su hijo, Racer Rodriguez (a quien vemos como el Niño Tiburón de 7 años) que Robert elaboró hasta darle forma fílmica. La historia es muy sencilla: Max es un chico que se refugia en su mundo de sueños, para escaparle a la hostilidad del entorno escolar de todos los días. Unos compañeros de escuela que son unos auténticos garcas, un maestro insoportable y dos padres al borde del divorcio. Para huirle de esa psicopatía social que lo abruma, Max ha construido un mundo fantástico, donde habitan una chica con piel de lava y un niño criado por tiburones. Pero un día, ese mundo de ficción cobrará forma y Max deberá salvar (y salvarse) en ese universo paralelo que ha creado con su imaginación.
La tesis del filme es didáctica, interesante para un filme infantil: soñar para sí mismo, para huir del mundo, es un acto egoísta; hay que soñar generosamente, soñar para cambiar el mundo que nos rodea. Esa es la moraleja final en la que todos deponen sus mezquindades y, finalmente, unidos todos enfrentarán los peligros y saldrán airosos del paso.
Si desde el punto de vista de la historia no revoluciona el género, "Las aventuras del Niño Tiburón.." tiene a favor que está contada con mucha gracia, con algún gag muy bueno y que no carece de corazón. Eso es un punto a favor. Y gana la partida en los efectos especiales, en el festival de imágenes en tres dimensiones, que nos proporciona una exquisita experiencia visual. “Las aventuras del Niño Tiburón…” es una película para ver y para ver en cine, para disfrutar de esos abismos insondables o de esos personajes que salen de la pantalla para señalarnos con un dedo acusador.
En suma, la película logra su cometido, que era entretener, emocionar y deleitarnos con los trucos visuales. No es la quintaesencia de la cinematografía, pero tampoco es para que pase de largo sin llamar la atención.
Escenas a destacar: la recorrida por el puente de hielo; la persecución por el Mundo de Galleta y Leche; la bandada de mariposas que se despegan de la pantalla; el diálogo final entre Max y Minus. Frases: "Normalmente, cuando te duermes, pierdes. Pero cuando Max pierde, gana"; "Todo comenzó siempre con un sueño"; "¿Por qué me hiciste así? Yo no quiero destruir todo lo que toco. Soy una buena persona"; "No eres destrucción, Lava-girl. Tú eres... luz"; “Alguien destruyó tus sueños. No pisotees los sueños de los demás”.
CONSEJO: para ir a ver y con los chicos. Pégueles un par de sopapos y arrastre a los pibes al cine.
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