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críticas chatarras

miércoles, julio 06, 2005

cuando no puedas decirlo, cantalo 

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DE-LOVELY

A veces, la fuerza de una historia es tal poderosa que cobra vida propia. En esos raros casos, aunque uno quiera hundirla, con un guión mediocre o una mala actuación, la historia termina asomando la cabeza e imponiéndose, a cualquier villano tras bambalinas.

“De-lovely” es la historia de Cole Porter, el hombre que escribió las mejores canciones de amor en idioma inglés (“Night and day” o “Begin the beguine” para poner dos cumbres supremas de su carrera). Y aunque pueda parecer la historia de un escritor de canciones, “De-lovely” cuenta, en verdad, una atípica historia de amor, el romance de Cole y Linda Porter. Se amaron, tal vez como ninguna otra pareja. Sólo que a Cole le gustaban los hombres y Linda aceptó conformarse con todo lo que sobrara de sus noches. Nada menos que su alma y su arte. El Cole Porter de las composiciones eternas, nunca hubiera aparecido sin el empuje de Linda. Y aunque ella anhelara el 100% del hombre, eventualmente aceptara quedarse con todo lo que hubiera fuera de las sábanas.

En manos de un buen guionista o director, “De-lovely” pudo convertirse en un clásico. En manos de Irwin Winkler (director) y Jay Cocks (escritor), la historia se queda a media agua. Sin embargo, la cabalgata de canciones y la fortaleza interior de ese atípico romance, logran emerger y salvan una película con destino de medianía. No es una película perfecta; pero es una película memorable, que no nos abandona al salir del cine.

Entre las fallas del guión de Jay Cocks, señalamos que, durante muchos minutos, se pierde en la cabalgata cronológica de la vida de Cole Porter. Una película no es una biografía; ni siquiera la pálida imagen de una vida. Simplemente es una historia contada en imágenes. Y allí se observa que el libro se pierde entre el fulgor del compositor y del romance anómalo. Cuando la película avanza por ese lado perverso del amor no físico entre Linda y Cole, gana en acción. Cuando es un catálogo de meras canciones (por más buenas que sean), perdemos la atención.

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Kevin Kline da el tono de su personaje, el protagonista de esta historia, Cole Porter. No nos convence Ashley Judd, como Linda. Una actriz demasiado fría para la contenida pasión que debía presentar el personaje. Tal vez por ahí esté otros de los lados flacos del filme.

Muchos cameos ilustres pueblan “De-lovely”, con consagrados artistas interpretando los temas musicales que estructuran el relato. Damos algunos: Robbie Williams (en la versión de “It’s De-lovely”); Alanis Morisette (“Let’s do it, let’s fall in love”); Elvis Costello (“Let's Misbehave”); Diana Krall (“Just One of Those Things”); Natalie Cole (“Every Time You Say Goodbye”); el propio Cole Porter en la versión de “You’re the top” que cierra el filme. Una banda de sonido de colección. Anótenla.

Escenas destacada: la escena en la que Cole Porter le explica al actor principal (John Barrowman), el sentido de “Noche y día”; la escena en la que Cole despide a Linda en su lecho de muerte; el número de “Be a clown”, en el que Cole baila con Louis B. Mayer; la última canción que Cole canta a Linda; el número de “Blow, Gabriel, Blow” con Jonathan Pryce (el Perón de “Evita”, el protagonista de “Brazil”), la escena en la que Cole visita el cuarto de Linda, en la noche.

Frases: “Cuando no puedas decirlo, cántalo”; “Si puedo sobrevivir a esta película, puedo sobrevivir a cualquier cosa”; “Estoy haciendo un lío tratando de decir esto, es una suerte que tratando de escribir una canción”, “Sería una hermosa serenata”; “¿Champagne? ¿Cómo será esto? ¿Una comedia? ¿Tragedia? ¿Comedia musical? ¿Farsa?”, ¿Por qué no sólo… jugamos?”; “Es horrenda. A Louis B. Meyer le encantará… ¡se conmoverá hasta las lágrimas!”; “Cary Grant. No está mal para un muchacho que creció en Indiana”; “Todas mis canciones hablan de ti”, “No todas. Espero que algunas”.

CONSEJO: si su corazón desfallece por esas canciones de los años ’40 que hablaban de un amor romántico y dulzón, como ya no se dan en estos tiempos, vaya a verla. En un cine con muy buena imagen y muy pero muy buen sonido. Y disfrute quedándose hasta el final para escuchar el enganchado de “grandes éxitos” que cubre los títulos finales. El resto, esperar al video.

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