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críticas chatarras

martes, mayo 03, 2005

haciéndose querer 

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LA GRAN SEDUCCION

Una historia chiquita, bien contada, agradable, sin grandes hallazgos. "La gran seducción", película canadiense, es uno de esos filmes amables, con buenos momentos, engañosamente sencillos. Si se rasca la superficie, podríamos hallarle algunas mejoras al guión de Ken Scott, algún personaje mal aprovechado, la ausencia de algún diálogo brillante. Pero como está, alcanza para contar una historia que no pase desapercibida.

Ste. Marie-La Mauderne es una islita pesquera al norte de Quebec. El pueblo viene en picada desde que los peces cambiaron de hábitat y la única industria de la isla se fue a pique. El escaso centenar de habitantes vive de los cheques de la seguridad social que "duran 15 días, pero la vergüenza dura todo el mes". (Apunte criollo: vení a la Argentina y en un par de meses no te dura, ni una cosa, ni la otra). Algún empresario oportunista está interesado en poner una fábrica pero, por motivos del seguro, necesita que exista un médico permanente en la isla, de lo que carecen hace 15 años.

Al pícaro Germain, poblador ilustre del Ste-Marie, se le ocurre una estratagema. Conseguir a un candidato, a prueba durante un mes, y enamorarlo de la isla. Recurriendo al espionaje, los habitantes de la isla actúan, las 24 horas del día, y por todo un mes, para convencer al incauto médico de que son una cosa diferente de lo que son. Cricket, lomo al strogonoff, pies fetichistas, jazz moderno, todo es un buen recurso para que el Dr. Lewis decida quedarse cinco años más en la pequeña población.

"La gran seducción" acierta en la descripción de momentos muy graciosos, los pequeños tejes y manejes de los pueblerinos para "vender" su lugar. Sin embargo, la historia no va más allá, no intenta ninguna justificación sobre el amor, el orgullo de lo propio, el deseo de ser aceptado y de lo imposible de cambiar, de ser otro, para que nos acepten. Esa falta de peso específico, de toda dimensión adicional, perjudica el potencial del filme que daba para contar mucho más de lo que cuenta.

Que quede en claro la observación: podía ser una obra maestra; queda en una buena comedia con color local. El vaso medio lleno o vacío, según se lo mire.

Un personaje muy mal aprovechado es el de Eve (la hermosa Lucie Laurier), la única que no sigue el juego de Germain, la única en la isla que maltrata al recién llegado y lo pone en evidencia. Era un personaje para tener más peso en la historia y se queda en un par de líneas, amén de la forzada intervención final.

Escenas: el juego de cricket para darle la bienvenida al Dr. Lewis; la farsa de los "200 habitantes", al empresario oportunista; las escuchas telefónicas a Lewis, mientras ratonea a su novia citadina por teléfono. Frases: "¿Aprenderían a jugar al cricket?", "No", "Es un trato"; "Eres un simple...", "¡No lo digas! ¡No digas eso!", "... cajero automático", "Lo dijo...".

CONSEJO: esperar al video. Pero puede ser una segunda opción light, en cine.

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