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críticas chatarras

miércoles, mayo 04, 2005

el país del segundo mejor 

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WHISKY ROMEO ZULU

Por varios motivos, "Whisky Romeo Zulu" nos reconcilia con el cine argentino. En primer lugar, porque es posible denunciar este estado de cosas, sin caer en el lugar común del marginal villero drogadicto boleteado por la policía. Segundo, porque se puede contar una historia, con todos los recursos cinematográficos a disposición, sin necesidad de caer en la "genialidad" del personaje que se quede callado mirando a cámara. Tercero, porque prueba que buen sonido y fotografía ayudan a contar una película. Cuarto, porque "WRZ" habla de una historia particular (la del comandante Enrique Piñeyro que tuvo que renunciar a su trabajo en LAPA por que sus denuncias sobre la seguridad de los vuelos, denuncias que no fueron escuchadas) pero en realidad habla de una historia más grande, una historia de 36 millones de argentinos: la de un país mafioso que condena a su gente a la resignada elección del segundo mejor.

Enrique Piñeyro, actor, director, guionista del filme, pero además, el comandante de a bordo que vivió, personalmente, los hechos que narra, se encontraba con una difícil elección a la hora de contar el accidente del Boeing 737 de LAPA, que en agosto de 1999 salió a corretear por la avenida Salguero. ¿Cómo generar suspenso con una trama que tiene un final conocido? Astutamente, Piñeyro eligió contar todo lo que llevó al accidente, la maraña de chicanas y avivadas criollas, de una empresa que bajaba precios ahorrando en seguridad, con la vista gorda de la Fuerza Aérea Argentina, supuesta autoridad de control. El film termina con el accidente. Lo que estaba anunciado se dio, como una profecía autocumplida. No había necesidad de continuar con más.

Piñeyro alterna tres historias entrecruzadas: su propia carrera en la compañía; la investigación del fiscal en la causa del accidente y la historia romántica, entre Piñeyro y su amada de la infancia. Rompiendo el orden temporal, las historias se mezclan, dando la sensación de una continuidad lineal que en los hechos no tiene (ejemplo: la intromisión a la casa del secretario del juzgado que parece suceder en la casa de Piñeyro, hecho que pertenecen a distintos momentos en el tiempo).

(Algunos críticos coincidieron en que la historia de amor no es funcional a la historia. Es cierto que la línea de los problemas de seguridad en los vuelos, es la historia a contar, la historia del romance no sobra. Sostiene esa idea de un país en el que sus habitantes deben archivar sueños, sea volar un avión, sea amar a la mujer de tu vida).

Un acierto de Piñeyro es que hay que esforzarse para hallar, en esta historia, a un villano. La mayor parte de los cómplices del afán de lucro negligente de los directivos de la empresa, actúan inocentemente, como si no tuvieran otra opción. Son los tipos que enfrentan a Piñeyro con la excusa de que para él es más fácil, por su posición económica. Más aún, son los psicólogos en pantuflas que lo señalan como "un tipo complicado", infantil, autodestructivo, traidor, inestable. Epítetos que descalifican al hombre, pero no a la denuncia: que LAPA relajaba los criterios de seguridad, para hacer rentable a la empresa.

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Esa línea es la más fuerte del relato: el comportamiento mafioso como un pacto implícito de toda una sociedad que se autoengaña, que se dice que sólo está tratando de sobrevivir, de zafar, de mantenerse a flote. No hay ningún crítica ética a lo que se está haciendo. No hay responsabilidad individual ante la decisión que afecta a terceros. Se argumenta que otros lo hacen. Por eso sólo ya es válido.

Una segunda interpretación a "WRZ" es la constatación, trágica y siniestra, que en Argentina, los que actúan correctamente, siguen la ley y cumplen con su trabajo, tendrán todas las posibilidades de terminar destruidos. Enrique Piñeyro tiene que dejar la ilusión de su infancia de lado, tiene que dejar de volar. No porque no sea idóneo, si no, justamente, por lo contrario. Igualmente, cuando tenga a su amor al alcance de la mano, esa pulsión por la verdad le jugará en contra.

Los responsables del crimen de decenas de personas, no alteran sus vidas: siguen lucrando y caminando por la calle. Los otros, los que afrontaron el riesgo de señalar los peligros, deben cambiar de profesión, buscar un segundo mejor y guardarse sus sueños en el bolsillo trasero del pantalón. Es una definición de porqué nos va como nos va y de las perspectivas sombrías que nos espera como nación.

Del elenco parejo (con mejores o peores momentos), nos quedamos con la actuación de Mercedes Morán (linda mujer, no nos cansamos de decirlo) que aporta su clase de gran actriz sin desbordes.

Escenas: la despedida de Enrique y Mercedes Morán; los títulos finales, un collage de auténticos testimonios televisivos, donde se destaca el broche final, mezcla de obsecuencia y descaro, de Bernardo Neustadt; la azafata que cruza una mirada aterrada con Piñeyro, poco antes de cerrar la puerta del avión; la charla entre Piñeyro y Alejandro Awada, en el café del aeropuerto, tras el reemplazo de Piñeyro por negarse a partir en un avión que no estaba en operaciones.

Frases: "En una empresa normal, a mí me rajarían de una patada en el culo y vos estarías volando", "En una empresa normal, no tendríamos esta conversación", "En un país normal no tendríamos esta conversación"; "Y... volá con precaución"; "Una cosa es la reglamentación y otra la realidad. Acá volamos de otra forma"; "¿Qué quiere? Estamos en Argentina..."; "La empresa se está expandiendo y hay que poner el hombro, che".

CONSEJO: imperdible. Ir a verla.

LINKS:

Enrique Piñeyro anunció, en distintas notas periodísticas, los peligros que suponía no cumplir con la reglamentación de seguridad en los vuelos de pasajeros. A continuación, un filtradito de sus notas en Clarín:

http://www.clarin.com/diario/1997/09/17/e-04701d.htm

http://www.clarin.com/diario/1997/09/25/e-05801d.htm

http://www.clarin.com/diario/1997/05/19/pine01.htm

http://www.clarin.com/diario/1997/05/08/e-04801d.htm

http://www.clarin.com/diario/1997/01/16/piney-01.htm


Por si nos queda alguna duda de las complicidades compartidas, dos muestras del periodismo nacional, a propósito del film de Piñeyro:

Enrique Piñeyro, director y protagonista de esta película en la que se interpreta a sí mismo, fue piloto en esa empresa entre 1995 y 1999, algunos meses antes del accidente. De acuerdo con lo que informa el guión, la documentación que lo acompaña y testimonios de la época, Piñeyro, en su renuncia, advirtió no sólo sobre la «posibilidad» sino la «inevitabilidad» de alguna catástrofe, atribuible según él a las deficientes condiciones de mantenimiento y a las normas de seguridad, no observadas ni por los directivos de la compañía ni por las autoridades de Fuerza Aérea.

Marcelo Zapata
Ambito Financiero


"Whisky Romeo Zulu" queda, pues, como una producción ambiciosa en cuanto a su tema, que busca la complicidad del público a través de una mirada algo parcial y, sin duda, poco dispuesta a la discusión.

Adolfo C. Martínez
La Nación

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