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críticas chatarras

martes, abril 05, 2005

Steve Zissou, desde el fondo del mar 

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VIDA ACUÁTICA

Despareja, con baches, con un guión no tan bueno como “Los excéntricos Tenenbaum”, esta película de Wes Anderson derrocha ideas, aporta un clima y una estética particular y nos deja la mirada agridulce de aquel que contempla su vida, desde el final del camino. Vale destacar la poética escena-tesis del final, con los protagonistas mirando por la ventanilla del submarino al tiburón luminoso que se pasea en el abismo oscuro, esa epifanía de la madurez, de la víspera del final, de ese brillo que llame nuestra atención con la misma emoción del primer día. Por momentos como esos, por diálogos delirantes, por un humor absurdo, “Vida acuática” es una película interesante, aunque esté muy lejos de ser un filme perfecto y coherente.

“Vida acuática” cuenta la última aventura del afamado y decadente oceanógrafo Steve Zissou, la caza del tiburón que se comió a su mejor amigo y padre postizo. En su legendario barco de investigación, el “Belafonte”, emprende la persecución de la bestia asesina, con su pintoresco equipo de ayudantes y un invitado especial, su supuesto e improbable hijo, Ned.

La estética del filme destila el color azulado gastado de los documentales de Jacques Cousteau (a quien se le dedica la película) plagados con irónicos tics del género: el relato en off obvio, cierta parsimonia artificial, el cándido éxtasis científico, el romántico espíritu aventurero del investigador marino. Aunque Wes Anderson (co-guionista del film con Noah Baumbach) apela a esos tics, no desde la vereda de la sátira, si no desde el guiño cómplice a la infancia de cada espectador. Por eso, esos lugares comunes del documental cousteauniano no suenan sarcásticos, si no conmovedores. Comparte la tierna emoción del que mira a sus hijos dormir, pensando en que algún día crecerán.

Otro apunte cómplice es el contexto en que se mueven los protagonistas. Todo está cubierto de una pátina desgastada, todo se mancomuna por el óxido. Esa sensación de caos permanente, de depreciación metafísica, tiene sentido dramático. Nos transmite la sensación de que los personajes como los equipos técnicos del “Belafonte”, están plenamente amortizados. Basta ver esos aparatos cascados, esa pintura emparchada, esos muebles antiguos, esos cables toscamente unidos, para sentir que asistimos a un mundo que se está aferrando, con uñas y dientes, a un tiempo que no es el suyo. Lucha metafísica y cósmica, la dignidad de esa caída nos amiga con los patéticos personajes y logran nuestra empatía.

Hay otra línea dramática que campea por el filme: la necesidad mutua de padres e hijos. Cada uno necesita al otro, tanto al principio como al final de la vida. La búsqueda de aquel reflejo que nos perpetúe pero también, de aquel apoyo que nos lance al camino. Aceptación de personajes abandonados al flujo siempre cambiante de un mar eterno. La búsqueda de un padre para Ned es simétrica a la necesidad de un hijo para Steve Zissou, superando cualquier certeza genética que nos une. Hijos buscando a padres; padres buscando a hijos.

Del muy buen elenco destacamos las participaciones de Bill Murray, Owen Wilson, Anjelica Houston, Willem Dafoe (adorable su personaje de un alemán celoso), Michael Gambon y Cate Blanchett. Mención especial para Cody (interpretado por Leica), el perro con tres patas y para Seu Jorge, en el lisérgico Pelé dos Santos, el morocho interpretando temas de David Bowie en portugués (melómanos, anotando esta banda de sonido para la colección particular).

Escenas: el asalto al hotel; la escena final del tiburón en las profundidades; la presentación del “Belafonte”. Frases: “Nos dividiremos en dos grupos. Yo iré con Ned, Ogata y Wolodarsky”, “Gracias. Gracias por no elegirme”; “¿Cuál es el propósito científico de matarlo?”, “La venganza”; “No le apunte con un arma. Es un pasante”; “Steve, viniste a rescatarme. Doblo”; “¡Esteban! ¡Un tiburón se comió a Esteban!”, “¿Un tiburón lo mordió?”, “¡Lo comió!”, “¿Se lo tragó todo?”, “¡No! ¡Lo masticó! ¡Esteban! ¡Esteban! ¡Esteban!”; “Debe jurar, legalmente jurar, que no matará al tiburón, o cualquier cosa, si existe”, “Lucharé con él, pero lo dejaré vivir… ¿Qué hay con lo de la dinamita?”; “Es una aventura”; “Hemos sido malos esposos, ¿no es cierto? Pero yo tengo una excusa: soy gay”, “Todos los somos en parte, dicen”; “Tú eres demasiado viejo para mí, Steve”, “Sí, bien, tú eres embarazada”; “Yo no creo que sea una lesbiana, padre. Está embarazada”; “¿Crees que me recordará?”; “En veinte años, mi bebé tendrá once y medio”, “Esa es mi edad favorita”; “¿Por qué nunca me buscaste?”, “Porque odio a los padres y nunca quise ser uno”.

CONSEJO: seguidores de Wes Anderson, cita infaltable. El resto, esperar al video.

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