lunes, marzo 21, 2005
una mujer amable
VERA DRAKE
Primera advertencia: el que vaya a ver "Vera Drake" buscando un debate sobre el aborto, va a salir desilusionado. No es esa la intención de Mike Leigh, director y guionista (sic) (a Leigh le gusta dibujar el guión, improvisando con los actores, unos cuantos meses antes de la filmación). "Vera Drake" es una sencilla historia de vida, la historia de una amable mujer de la clase obrera inglesa que ayuda a jóvenes mujeres en problemas. Así se considera Vera y así transita por el filme. No es una película de argumentos éticos encontrados. Es una mera descripción, un cachito de vida llevada al celuloide y que nos deja con la incómoda sensación del gris. Y ese es el objetivo de Leigh: cuesta no tomarle cariño a esa mujer que marcha por las calles, bordeando la miseria y la mediocridad de la vida proletaria de posguerra. Esa intención acotada del filme puede dejar insatisfechos a los espectadores. Por eso "Vera Drake", más allá de la inconmensurable actuación de Imelda Staunton, nos deja la sensación de una película incompleta, a medio acabar.
Vera es una esposa y madre londinense, en los años '50, en una Inglaterra que se recupera de la guerra, en medio de la pobreza y el hambre. Para los que la ven (sus vecinos, sus parientes, sus empleadores), Mrs. Drake es una bonachona mujer, animosa, siempre tendiendo una mano con una sonrisa cerca. Vera peca de entrometida, por su capacidad de ayudar. "Ella siempre quiere ayudar. Ese es su problema" dice su cuñada envidiosa (el personaje más flojo del filme). Y esa es la clave de toda la historia: ayudar. Vera ayuda. No sólo al vecino que está postrado, al joven lerdo, a la hija bobalicona, al gris esposo mecánico, si no también a las chicas que han quedado embarazadas y no saben cómo seguir con sus vidas. Con su "equipo" en la bolsa, Vera recorre las casas practicando los abortos, con la misma simplicidad rutinaria con que tiende una cama, pule los bronces o barre el piso. Nunca es un negocio o una cruzada personal. Para Vera, el aborto es una salida para jóvenes que no tienen a nadie que las ayude.
"Vera Drake" es una clase de actuación de su protagonista, Imelda Staunton, que le da una carnalidad a su personaje que lo hace entrañable. Esa sonrisita, el paso apurado, el abrigo raído, la bolsa, el sombrerito aburrido, detalles que perfilan al personaje, que revelan su simplicidad instintiva que queda, en marcado constraste, cuando Vera enfrente a la autoridad.
Una sublínea del filme, es la historia de Reg y Ethel, los parejita pavota que enternece por su rusticidad y su sensibilidad a flor de piel. Es una historia de otra película, pero que logra superar, más de una vez, al fuerte tema principal del film.
¿Para los argentinos, qué nos deja "Vera Drake", en la naciente discusión del aborto que se lanzó al ruedo público con la natural mediocridad que nos caracteriza? Simplemente, la necesidad de ver todo el panorama, de sentir la posición de los involucrados en el tema (las mujeres violadas, las que soportan embarazos múltiples, las atorrantas, las no informadas, las que lo convierten en un método anticonceptivo). Si algo aporta "Vera Drake" a la polémica del aborto, no son los argumentos teóricos del debate, si no el calor humano. Esa necesidad de comprender al otro, no importa la posición que se asuma en el debate.
Escenas: la llegada de la policía; la declaración en la comisaría; la declaración matrimonial de Reg; el primer aborto que registra la película. La frase: “Yo sé porqué están aquí”, “¿Por qué?”, “Por lo que hago. Porque ayudo a esas jóvenes”.
Un detalle no menor, un auténtico apunte de guión: los personajes de la clase obrera no pronuncian jamás la palabra “aborto”. Hablan de “ayudaba a las jóvenes”. La palabra la pronuncia la ley, la policía, los abogados y el juez.
CONSEJO: esperar al video.
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