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críticas chatarras

jueves, marzo 10, 2005

go East! 

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ALEJANDRO

El personaje sobrepasando al guionista; una película con una estructura tan deshilvanada que no parece de un escritor con la experiencia y la habilidad de Oliver Stone. Por momentos apurada, por otras, banal, brillante algunos momentos, más esplendor del personaje que del guión. Sobrevuela la impresión de que Oliver Stone no supo que historia contar. Por eso el film avanza a tropezones, con rupturas en la línea de tiempo que no tienen razón dramática. ¿Qué pasó? Misterio. "Alejandro" es mucho menos que un borrador. Con todo, las largas tres horas de duración, se siguen sin fatiga. Mérito de una de las grandes historias de Occidente, más que de las cualidades de una película menor.

Varias líneas se superponen como candidatas a una tesis central. La primera, de índole psicológica: Alejandro huye al Este, al fin del mundo conocido, para escapar de Olimpia, su madre castradora, posesiva, quien lo domina con un amor rayano en el incesto. La homosexualidad de Alejandro es el resultado de la asfixia de una mujer que lo ha anulado como hombre, que ha buscado destruir, sistemáticamente, la figura paterna (el rey macedonio Filipo II). Al casarse busca una aproximación a su madre, la figura de Roxana, a la que expresamente le dice que sólo es un pálido reflejo de Olimpia. Cuando los acontecimientos impidan a Alejandro ir, un poco más allá, hacia al Este extremo, cuando tenga que volver, ese día empieza a morir. El final es un detalle menor. Alejandro muere el día que sus soldados le exigen el regreso.

Otra línea: Alejandro como un adelantado, como el creador de un imperio global, como visionario de un mundo nuevo, el líder de dos pueblos, los griegos y los persas, la creación de un nuevo país. El piadoso, el justo, el valiente, son facetas de una misma razón: él quiere el poder, como cualquiera (el personaje de Ptolomeo lo expresa, al final del film). Sus métodos son distintos, pero su objetivo es el mismo: reinar.

Una ligera variación en la línea anterior, permite encontrarle una interpretación actual a "Alejandro", el reflejo de la cruzada imperial de George W. en los mismos territorios que recorriera Alejandro Magno. La soberbia de los griegos, menospreciando a pueblos muchos más antiguos, es una referencia al actual raid militar norteamericano. Otra referencia, la mención de la misión libertadora de la expedición de Alejandro, llevando la libertad a pueblos esclavos. No importa que fuera con la muerte, con la guerra, con tropezones y ocupación militar en el camino. Al final, de un modo imperfecto, liberan pueblos esclavizados. No parece un paralelo casual ante el dogma religioso político de los halcones conservadores de la Casa Blanca.

"Alejandro" paga otro precio alto por un casting débil, que no termina de cuajar. Colin Farrell no baja nunca a Alejandro del bronce. No encuentra el personaje, en parte por los problemas de guión. Angelina Jolie (una de las más hermosas mujeres de Hollywood) actoralmente está unos cuantos metros detrás. Tampoco ella da con el personaje, al que insólitamente no le pasan los años. (Vamos a creer que es para señalar que es hechicera y que siempre se mantiene joven, más allá de alguna canita que asoma al final de la película). No obstante lo dicho, el vestidito rojo ceñido le queda muy bien. Lo de Anthony Hopkins es menor porque el guión lo limita a un didáctico relator que aporta frases sagaces y datos históricos.

Escenas: la de la batalla de Gaugamela; la batalla en la India, con el enfrentamiento entre Bucéfalo y el elefante (con el "homenaje" a "Héroe", con la escena teñida en rojo sangre). Frases: “Pero tu sueño, Crateros, tu simplicidad terminó cuando tomaste una esposa persa y tuviste hijos y se multiplicaron tus bienes con el botín y las joyas… porque te enamoraste de todas las cosas que en la vida destruyen al hombre… no lo ves… y tú, tanto como yo, sabes que los años declinan y echan a perder todas las memorias y nuestras grandes victorias se desvanecerán y, lo único que será recordado, es que tú abandonaste a tu rey en Asia”; “Como fue dicho después, Alejandro nunca fue derrotado en su vida, excepto por los muslos de Hefaistón”; “Es el precio que tengo que pagar, por haberme llevado nueves meses en su útero”; “Naturalmente, ellos sólo quieren volver a sus hogares, ricos, con su oro, pero yo he visto el futuro, Hefaistón. Lo he visto ahora, miles de veces, miles de caras. Esa gente quiere… necesita un cambio”; “Ese es el hombre que se supone nos llevará de Grecia a Persia. ¡Y no puede trasladarse de una mesa a otra!”.

CONSEJO: esperar al video. La batalla de Gaugamela, es para verla en cine.

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