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críticas chatarras

jueves, noviembre 27, 2014

esos pequeños gestos que cambian todo 

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FORCE MAJEURE
data: http://www.imdb.com/title/tt3630276

Familia que provocaría la envidia de cualquiera en un lujoso centro de esquí. Papá, Macho Alfa, lindo tipo, rubio musculoso, bien parecido, muy seguro de sí mismo, atado a su celular; Mamá (medio tablón pero bonita), hijo e hija. Se sientan a la mesa de un restaurante con vista a las pistas de esquí sin saber que todo va a cambiar en un segundo.

Una avalancha que no termina siendo más que un susto, los cubre de un polvillo blanco. Pero, en el evento impredecible, una conducta que lo cambia todo: ella se tira sobre sus hijos y los cubre con su cuerpo; él agarra los guantes y el celular y sale corriendo.

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Ésa es la escena que dispara todo, en una muy buena película del director sueco Ruben Östlund, una provocadora historia que nos pone a reflexionar sobre las conductas heroicas, el machismo y la imposibilidad de aceptar la cobardía. El guión del propio director se matiza con un sentido del humor muy fino que nos provoca la carcajada en más de una ocasión.

La primera idea para reflexionar es cuánto del modelo del macho heroico no es sostenido por las propias mujeres. Es inclemente el modo en que las mujeres tratan a Tomas, cuando su cobardía queda al descubierto. ¿Podemos ser tan duros para censurar una conducta que responde a un instinto (el de sobrevivir) y que por ser tan imprevisto no admite preparación? Queda claro que Tomás deja en evidencia que le preocupa más su propia vida que la de sus hijos. Pero, ¿estamos tan completamente seguros que ante un suceso extraordinario como el que viven los protagonistas, reaccionaremos con el tono heroico que exige la sociedad?

Cuando el rol del macho todoproveedor se pone en duda, Ebba, la esposa del protagonista, reacciona automáticamente. Un enojo en la pista de esquí, con una mirada avergonzada de Tomas que intuye el derrumbe. Luego, un acto sutil que tiene una importancia dramática: se pinta los labios en el espejo. Maquillaje de guerra: si el hombre elegido no asegura la protección, será hora de salir a buscar otro. El alejarse del marido opera del mismo modo.

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Sutilmente, el machismo impone un contrato en la que la mujer no es del todo inocente: a cambio del mantenimiento económico, te cedo mi libertad. Y la imposición de ese modelo lo sostienen las mujeres en el propio hogar. Tomas se concentra y felicita a Harry por sus progresos en el esquí; ignora completamente a Vera. Los cimientos del estereotipo machista en su instauración. Otro ejemplo: el reclamo de la novia del amigo de Tomas, comparándolo con otro hombre más joven que, justamente por serlo, protegería su familia con más probabilidad que él. El diálogo de los personajes es humorístico pero no deja de tener su costado siniestro: a Mats lo juzgan por algo que podría hacer, no por algo efectivamente hecho. Hay un sutil pase de facturas de la novia de Mats tanteando el terreno: ¿es éste el macho que me conviene, el que me da seguridad y protección?

Otra idea interesante es el mecanismo de negación, los recursos del discurso para negar lo evidente. Tomas niega lo sucedido apelando a frases tales como “yo no lo recuerdo de ese modo” o “No. No fue así lo que pasó. Acepto tu punto de vista pero no fue así como pasó”. En un principio, Ebba le reclama tener una historia en común que puedan sostener ante terceros respecto a lo sucedido. Toda una consagración del “relato”. Hasta Mats le acerca otro relato para que esgrima Tomas: me escapé para poder volver y desenterrar a los chicos en el caso de que hubiera sucedido lo peor. Lo importante no es lo que sucedió, sino como lo racionalizamos para sostenernos en nuestros prejuicios.

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Tomas es un cobarde y muestra momentos de hondo patetismo cuando se derrumba su certeza de ser el Macho Alfa. El final supone una recuperación de ese status, demasiado conveniente y un poco “accidental”. Hay que mantener el credo en el héroe macho aunque este no funcione, por la armonía de la familia (y la sociedad). Algunos ritos masculinos (el cigarrillo de la escena final) exteriorizan el estereotipo. Pero algo cambió bajo la superficie: es Ebba la que decide bajarse del micro en peligro; no ha esperado la decisión de Tomas, ella ha tomado el mando de la pareja.

El ambiente kistch del centro de esquí, la música estridente y angustiante, las escenas de la familia dormitando en la cama o lavándose los dientes frente al espejo, son apuntes que refuerzan con sutileza la evolución de los protagonistas. Östlund prescinde de las palabras. Esos gestos rutinarios hablan más de lo que está pasando por la cabeza de nuestros personajes que cualquier frase. Son muy evidentes, son contundentes, son eficaces. Y es uno de los puntos a elogiar de esta película.

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“Force Majeure” se está candidateando con fuerza para el Oscar en la categoría Mejor Película Extranjera y amerita estar entre las nominadas. Es un filme típicamente europeo pero no hermético. Y una de las mejores historias estrenadas este año.

Para no dejar pasar.

martes, noviembre 11, 2014

frases de “Boyhood” 

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-¡No sabes nada! ¡No tienes responsabilidades! Yo las tengo. No sabes lo que significa ser un padre.
-¡No lo sé! ¿Y por qué soy responsable de tus errores en la vida?
-¡No llames errores a mis hijos!

¡Es la realidad! ¡Soy una madre! Y significa responsabilidad. ¡Me encantaría tener tiempo para mí misma! ¡Me encantaría ir a ver una puta película! ¿No lo crees? Salir a cenar. Ir a un bar. ¡Ni siquiera sé cómo es! Era hija de alguien… ¡y ahora soy madre de alguien! ¿Entiendes? ¡No sé cómo es eso!

No, mamá, no nos mudamos. No, no. Lo lamento, mamá. No, no.

-¡Adiós, jardín! ¡Adiós, arbustos! ¡Adiós, buzón! Adiós, caja de cosas que mamá no nos deja llevar y no queremos tirar. Adiós, casa. ¡Nunca querré a mamá como antes por hacernos mudar!
-¡Samantha! ¿Por qué no te despides también de esa actitud de mierda? No la llevaremos a pasear en auto.

Mason en el viaje de ida y Samantha en el de vuelta.

¡Cinturones de seguridad!

-Ojalá hubiera barreras.
-Las barreras son para niños. ¿Acaso tienes dos años? No sirven las barreras. La vida no te da barreras.

-Sé que querías que los deje en lo de tu madre. Pensé que sería más fácil aquí.
-Me arruinaste los planes.

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-Lo lamento pero lo habíamos hablado. Hay que trazar una línea y ponerse firme.
-Sí, es que... tienes tantas líneas, Bill. Todo es una línea.

No, no, no, no. Así no vamos a hablarnos entre nosotros. No seré ese tipo. No me pueden poner en esa categoría. El “padre biológico con quien estoy cada 15 días con quien charlo amablemente, mientras él me lleva de un lado a otro y me compra cosas”. ¡No! ¡Háblenme!

Esta noche estamos a salvo aquí en Houston
con esta canción de cuna de papá.
Su madre tiene nuevo esposo ahora.
Parece todo bien.
Me pregunto si les cuenta cuentos
y si les da el beso de las buenas noches.
Dicen que dicen que me extrañan.
No debería desear que eso fuera verdad.
La maestra dice que mi hijo hace dibujos
de una familia toda de azul.
Dice que lo sorprendió susurrándole a la ventana:
“Papá, por favor vuelve a casa”.


-Hoy estuvo divertido, ¿verdad?
-Sí, lo fue. Lo lamento.
-¿Qué cosa?
-Que Mason tuviera que estar.

Papá. En realidad no hay magia en el mundo… ¿verdad?

-¿Y para qué te casaste con él? Es un bastardo.
-Bill tiene sus cosas buenas. Nadie es perfecto. Y ahora tenemos una familia.
-Ya teníamos una familia.

Cuida a tu papá, hijo. Solo tienes uno.

¡No miren hacia atrás!

Hola. Bienvenido a la porquería.

-Ve por el cartel de McCain.
-¿Qué?
-El cartel de McCain. ¡Arráncalo! ¡Vamos! ¡Tráelo! ¡Sí, sí, sí! Buen trabajo. Estoy orgulloso de ti.
-Nos van a arrestar por ustedes.
-Soy un patriota. A veces hay que pelear en la vida.

-¿Estará el tipo que está en tu página de Facebook?
-¿Quién?
-Ése que te está abrazando y tiene el pelo sobre los ojos.
-¿Garrett?
-¿Garrett? ¿Así se llama? ¿Estará Garrett allí?
-Es probable.
-Probable... Aprendo más de ella por su página de Facebook que de sus conversaciones chispeantes. ¿Es tu novio?
-Algo así.

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-¿Has oído hablar de Sarah Palin?
-Si.
-¿Qué es lo que seguro sabes de su hija de 17 años?
-¿Que está embarazada?
-Así es. ¿Y qué es lo que seguro tú no estarás dentro de dos años, al cumplir 17?
-¿Embarazada?
-Exacto.

Yo tenía 23 cuando naciste. Y tu mamá también. No estábamos en la mejor situación para ser grandes padres. Y me gustaría... ser mejor padre para ustedes dos, ¿entienden? Y espero que puedan aprender de mis errores. O sea: usa preservativo.

-Pero nunca se sabe. Tal vez yo tenga que mudarme. Estoy trabajando para una compañía de seguros. Estas compañías se venden y compran cada rato. Habrá que adaptarse.
-Pensé que eras músico.
-Lo soy, pero... La vida es cara, sabes. Hay que ser responsable.

-¿Crees que harán otra “Guerra de las Galaxias”?
-No sé. Si hicieran otra tendría que ser en el período del juego. Luego no hay nada.
-Sí. “El regreso del Jedi” terminó todo. No hay nada más que hacer.

Bowlby argumentará que la supervivencia humana depende de que nos enamoremos. Depende de que yo me enamore de mi mamá. Y mi madre se enamore de mí. Y si esto no sucede… estamos condenados. Piénsenlo. Un tigre corre a nuestra tribu por la cueva. Una madre ideal: “¡Mi bebé! ¡Te amo! ¡Te protegeré!”. O “¿Tú? ¿Para qué te voy a ayudar? Me entorpecerás. Eres... comida de tigre”.

-Según los nativos… ¿por qué estamos allí?
-Petróleo. Lisa y llanamente.

-Lo llamo “El disco negro de los Beatles”. Pues es... lo mejor de John, George, Paul y Ringo luego de la separación.
-Gracias.
-En pocas palabras: junté la banda para ti. Cuando escuchas mucho de lo que hicieron como solistas, aburre. Pero pones uno al lado del otro y se elevan mutuamente. Y luego te das cuenta. ¡Son Los Beatles!
-No sé. Creo que siempre preferí a Paul.
-No importa. No comprendes la idea. ¡No hay Beatle favorito! Eso es lo que digo. El tema es el equilibrio. ¡Eso fue lo que los hizo la puta banda de rock más grande del mundo! Hay una década de música que quedó dispersa. Y ha sido cuidadosamente ubicada, organizada y ordenada para ti por tu cariñoso papá.

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Paul te lleva a una fiesta. George te habla de Dios. John dice: “No, se trata de amor y dolor”. Y Ringo dice: “¿No podemos disfrutar de lo que tenemos en este momento?”

Ir hasta la cima, mirar desde la cornisa
y bailar descalzos sobre el filo de la navaja.
Soñar a lo grande, meterse en algo peligroso.
Si no lo intento nunca fracasaré.
Si vuelves a casa tiras los dados.
No debes mojarte dos veces en el río.
Si amas demasiado se convertirá en odio.
Si nunca te vas de casa nunca volverás tarde.
Si comes demasiado engordarás.
Si compras un perro el gato se enojará.
Respira profundo y disfruta del viaje.
Pues las llegadas y las partidas van paralelas


-Me preocupas, Mason.
-¿Por qué?
-Te diré. Las imágenes que entregas... geniales. Estás mirando a las cosas de manera singular. Tienes mucho talento innato.
-Gracias.
-Sí, pero con eso y cincuenta centavos ni siquiera consigues un café con leche en este mundo. He conocido a mucha gente talentosa en estos años. ¿Cuántos han triunfado como profesionales sin disciplina, compromiso y muchísimo trabajo? ¡Te cuento! Los puedo contar con dos dedos. ¡Cero! No sucederá, Mason. El mundo es demasiado competitivo. Hay demasiada gente con talento que está dispuesta a trabajar duro y hay muchísimos tontos que no tienen talento, pero que están listos para superarte. Muchos de ellos están sentados en la clase ahora.

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-¿Qué quieres hacer?
-Quiero sacar fotos. Hacer arte.
-Cualquier tarado puede sacar fotos, Mason. El arte es otra cosa. ¿Con qué puedes contribuir que nadie más pueda?
-Es lo que trato de averiguar.
-Esfuérzate más. Tal vez dentro de veinte años llames al viejo Señor Turlington y le digas: “Gracias, señor, por esa gran charla en el cuarto oscuro”.

-Siento que hay tantas cosas que podría estar haciendo y que quisiera estar haciendo pero no hago.
-¿Por qué no?
-Creo que es... por miedo a lo que pensará la gente. Sabes… los juicios.
-Sí.
-Es fácil decir: “No me importa lo que piensan los demás”. Pero a todos le importa.

Me enfurezco con mucha gente con la que estoy en contacto porque me controlan o lo que sea, pero... ellos ni se dan cuenta de que lo hacen.

-Me he pasado la mitad de mi vida comprando porquerías. Y ahora pasaré la otra mitad quitándomelas de encima.
-¿Sí? ¿Cómo qué?
-Me quité de encima dos esposos. Ahora le toca a la hipoteca, el mantenimiento, las baratijas, el seguro de propietarios, impuestos a la propiedad, las cañerías… ¿Sabes? De ahora en más seré Mamita el Monje. Simple. Célibe.
-Eso apesta, mamá.
-Bien. Entonces seré una puta pobre con una casa grande. ¿Suena mejor?

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Sé que puedes con el dinero, ¿pero puedes manejar la responsabilidad?

Que sepan que eres un hombre que sabe lo que quiere. Un poco de firmeza logra mucho en esta vida.

Ten cuidado al conducir. No envíes mensajes de texto ni nada. Eres Obi Wan. Centrado y paciente... ¿no es así?

Cuando se dieron cuenta que sería demasiado caro construir cyborgs y robots… o sea que los costos eran altísimos, decidieron que los humanos se autotransformen en robots. Eso es lo que está sucediendo.
-¿Ahora mismo?
-¿Por qué no? Hay miles de millones de los nuestros por ahí, sin hacer nada. No tenemos costo. Y hasta logramos el automantenimiento y nos reproducimos constantemente.

Quiero intentar vivir mi vida sin una pantalla. Quiero una interacción verdadera. Una persona verdadera. No un perfil subido a Internet.

El día en que nací comencé a envejecer.
Nadie me dijo que la vida podía ser tan solitaria y cruel.


-Mira toda esta gente. ¿Qué hace aquí a las tres de la mañana?
-¿Qué hacemos nosotros a las tres de la mañana? ¿Sabes por qué estamos aquí? ¡El queso! Tenemos un propósito.

-La universidad... Me gusta la idea de estar fuera de casa y adquirir conocimientos y mejorar mis fotos, pero es que... no creo que sea una experiencia transformadora. No creo que sea tan transformadora. Es sólo el paso siguiente. Es como un espacio preestablecido que ya tiene tu nombre y número. No creo que sea la clave para mi futuro. Mira a mi mamá. Se graduó y consiguió un buen trabajo. Paga las cuentas...
-Me gusta tu mamá.
-A mí también, pero quiero decir... en el fondo, ella está tan confundida como yo.

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-Te irá bien. Tienes un buen corazón. Hazle caso a tu corazón.
-Gracias.
-Suerte. No te olvides del hilo dental.

Es un alivio estar con alguien que no está deprimido todo el tiempo. El mundo no es tan horrible. No todo es un gran complot.

-¿Soy tu único ex marido en la fiesta?
-Sí. Pero yo no soy tu única esposa aquí.

La verdad es que las mujeres nunca están satisfechas. Siempre están buscando canjear el modelo. Lo lamento, pero eso es lo que te sucedió, amigo.

Quiere decir que tú eres responsable por ti mismo. No tu novia, tu madre, ni yo. Tú.

-En el fondo, todo depende de los tiempos en estas cosas. Mira a tu mamá y a mí. Creo que me he convertido en el tipo aburrido y castrado que ella quería hace quince o veinte años. No digo que se equivocara al enojarse. Sólo digo que podría haber sido un poco más paciente. Un poco más indulgente.
-Me hubiese ahorrado el desfile de borrachos tarados.

-¿Qué sentido tiene?
-¿Qué cosa?
-No sé. Esto. Todo.
-¿Todo? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué carajo sé yo? Ni qué sabe nadie. Todos improvisamos, ¿sabes? Lo bueno es que sientes cosas. Y tienes que aferrarte a eso. Creces y no sientes tanto. La piel se pone dura.

Lo conocí cuando era un niño. Ahora terminó la preparatoria y me hace sentir viejo.

Las cosas claras. Serán cuatro cajas. Una: cualquier cosa de su niñez que se quieran llevar. Dos: cosas para tirar. Tres: cosas para donar. Cuatro: lo que quieran tratar de vender en la feria del fin de semana. Lo que no se venda se donará.

-Otra mudanza, no lo puedo creer.
-Yo me mudo. Tú te mudaste hace dos años. Tienes un apartamento en Austin. Mason se muda en el otoño. ¡Terminé!

¿No es loco? Una computadora sabe quién eres por veinte preguntas en un formulario. Parece que hay sólo ocho tipos de personas en el mundo. Hay subconjuntos como machos y hembras, pero aparentemente no somos tan únicos como creemos.

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-¡Es el peor día de toda mi vida!
-¿De qué hablas?
-Yo sabía que este día llegaría. ¡No me imaginaba que estarías tan feliz de irte!
-No es que estoy tan feliz. ¿Qué esperabas?
-¿Sabes qué estoy pensando? ¡Que mi vida se va así nomás! Estos mojones de la vida… casarse, tener hijos, divorciarse… esa época cuando creíamos que eras disléxico… ¡Cuando te enseñé a andar en bici! Divorciarse... ¡de nuevo! Conseguir mi maestría. Por fin conseguir el trabajo que quería. Enviar a Samantha a la universidad. ¡Enviarte a ti a la universidad! ¿Sabes lo que sigue, eh? ¡Mi puto funeral! ¡Vete y deja mi foto!
-¿No te estás adelantando cuarenta años?
-Sólo pensaba que... habría más.

No quiero ser parte de tu desfile.
Todos merecen una oportunidad de
caminar con todos los demás.


-¿Viste como la gente siempre dice “aprovecha el momento”? Me inclino a pensar que es al revés. El momento nos atrapa a nosotros.
-Sí. Sí, claro, es... es constante.
-El momento es... es como si siempre fuera ahora mismo, ¿sabes?
-Sí.

lunes, noviembre 10, 2014

esos trocitos en los que se va la vida 

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BOYHOOD
data: http://www.imdb.com/title/tt1065073

Observen el tiempo. Como se nos escapa entre las manos. Se escurre, siempre se escurre, con más fuerza cuanto más lo queremos retener. Esa conciencia del paso del tiempo, esa certidumbre de lo que se nos ha ido, es uno de los grandes temas del arte. Verse en perspectiva, recorrer el camino, pensar desde dónde se partió y a qué punto se ha llegado.

El cine, como todo engaño (como todo arte) reflexionó sobre el tiempo, sobre el transcurso del tiempo. Y se valió del maquillaje o el reemplazo de actores, para mostrarnos, en el lapso de una película, el intervalo de una vida. Artificial, pero como todo artificio, efectivo si es consentido por el espectador.

“Boyhood” es un artificio más. Creemos que estamos viendo la vida de una familia, desde que un chico es chico hasta ingresar en la Universidad. Pero, sutilmente, Richard Linklater nos cuenta otra historia: la del paso del tiempo, paralela a la del crecimiento de un niño. La del paso del tiempo de los mismos actores, de los estafadores que vinieron a contarnos la historia. Durante doce años filmó, un par de semanas al año, al mismo grupo de actores, continuando una historia que se remontó por más de una década. Y en esas dos horas y media largas que dura “Boyhood” no sólo asistimos al crecimiento de los personajes, sino de los mismos actores, que han ido mutando, cambiando, crecido, simultáneamente con el rodaje.

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Esa propuesta es de por sí revolucionaria. Linklater ha hecho algo similar en la trilogía de “Antes del amanercer”, “Antes del atardecer” y “Antes del anochecer” donde siguió a la pareja de Ethan Hawke y Julie Delpy durante tres películas y casi veinte años. Pero esto es diferente porque Linklater corrió el riesgo del tiempo. En la trilogía, podríamos haber perdido un capítulo y la historia seguía intacta. Aquí, cualquier cosa que le hubiera ocurrido a los actores en la vida real hubiera distorsionado el guión y cambiado el final.

Es imposible separar la historia que se cuenta de la historia vivida por los actores. Y cuando vemos ensanchar a Patricia Arquette, nos preguntamos cómo fue su vida durante esos doce años, cuánto la fue esmerilando el tiempo y qué distinta fue su lucha a la de la madre de Mason que interpreta.

“¿Viste como la gente siempre dice ‘aprovecha el momento’? Me inclino a pensar que es al revés. El momento nos atrapa a nosotros”. Esta reflexión de Mason es una de las últimas líneas del filme. Es la tesis de “Boyhood” además. El momento se impone a los planes, a los deseos particulares, a nuestras especulaciones. El día a día mata a la estrategia. En varias escenas, vemos como los padres de Mason dan órdenes, consejos, recomendaciones sobre lo que debe hacer Mason para aprovechar las oportunidades de su vida. Y la vida de los propios padres de Mason se dan de bruces con la realidad: malos empleos; malas parejas. Sin embargo, no dejan de dar consejos, como si sus propias vidas no fueran un contraejemplo de que esas recetas no funcionan, que el destino tiene sus propios planes para nosotros.

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En “Boyhood”, Linklater reivindica la importancia de esos momentos comunes. Uno tiende a creer que en la vida hay un par (tal vez no más) de momentos importantes, giros decisivos que decidieron nuestra vida. Lo define bien la mamá de Mason, el personaje que interpreta Patricia Arquette que se derrumba al final con esta declaración: “¿Sabes qué estoy pensando? ¡Que mi vida se va así nomás! Estos mojones de la vida… casarse, tener hijos, divorciarse… esa época cuando creíamos que eras disléxico… ¡Cuando te enseñé a andar en bici! Divorciarse... ¡de nuevo! Conseguir mi maestría. Por fin conseguir el trabajo que quería. Enviar a Samantha a la universidad. ¡Enviarte a ti a la universidad! ¿Sabes lo que sigue, eh? ¡Mi puto funeral! (…) Sólo pensaba que... habría más”. Bueno, la filosofía de “Boyhood” es que sólo hay lo del medio, que nuestra vida es eso que pasa en medios de esos grandes hitos que creemos fundamentales. Y que compendiando esos momentos podemos retratar una vida mejor que cualquier otra yuxtaposición.

Hay en la evolución de Mason, una triste certidumbre de lo inútil de la vida. El chico feliz de la primera escena, que mira al cielo y piensa, se ve arrojado a la primera pérdida (la mudanza). Y el resto es una sucesión de pérdidas como exige la vida. Las otras pérdidas son inevitables y Mason ya no se rebela; sólo una dulce tristeza que lo sigue hasta el final del filme, una confusión sobre cuál es el rumbo y qué nos eleva sobre esa confusión. “Papá. En realidad no hay magia en el mundo… ¿verdad?” pregunta Mason y esa pregunta es el fin de la inocencia. Ese día, Mason se convirtió en grande.

Esa actitud escéptica y melancólica de Mason contrasta con la ingenua perseverancia de sus padres, contraste generacional de creer como posible a la felicidad. La generación anterior asume que la felicidad no sólo es posible sino que es una responsabilidad propia; la presente, admite la imposibilidad de ese suceso.

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Un punto más: cierto tedio de la sociedad capitalista. Cuando un país llega a cierto punto de desarrollo, hay una generación que será ganada por el tedio. Las posibilidades que fueron el norte para los padres o los abuelos, ahora son minimizadas, despreciadas, por una camada que busca otra cosa, aunque no sabe todavía bien qué. Que el joven latino que arreglaba los caños de la casa, aceptara el consejo de la madre de Mason y aproveche las posibilidades de progreso de Estados Unidos es paradigmático. El latino viene de un entorno de necesidades y esas posibilidades que ofrece la sociedad, son tomadas con ambición, con hambre, con energía. Contrasta esa voracidad con la apatía de los que crecieron con esas oportunidades a la mano.

“Boyhood” es uno de los hallazgos de este año. Para tenerla en cuenta, aunque sea una de esas películas de recomendación no apta para todo público.

Mañana, las mejores frases.

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