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críticas chatarras

viernes, octubre 24, 2014

frases de “¿Puede una canción de amor salvar tu vida?” 

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Ésta es una nueva canción… por lo que podría estar un poco áspera. Es para cualquiera que haya estado solo en la ciudad.

Aquí viene el tren en la vía.
Ahí va el dolor.
Se desvanece a negro.
¿Estás listo para el último acto?


-Entonces, ¿adónde quieres ir? ¿Al Museo de Historia Natural? ¿Quieres ir al parque y conseguir un poco de helado? ¿O qué?
-¿Por qué querría hacer eso? No soy una niña.

Sí, idea de mierda. Fue una idea de mierda en aquel entonces. Sigue siendo una idea de mierda. No envejecen bien.

-Tal vez los chicos tienes razón. Tal vez la música debe ser libre, de todos modos.
-Eso es una cosa alarmante de escuchar... que el jefe de una compañía discográfica diga…
-¿Qué? ¿La verdad?

Necesitamos la visión. No trucos.

-¿No sabes nada de tu padre?
-Sí. Lo sé. Sé lo que dice mamá.
-¿Qué dice mamá?
-Dice que eres un perdedor patético.
-Lo dice con cariño.

-Realmente no te conozco... Dos años es mucho tiempo en la vida de una adolescente.
-¿Dónde aprendiste a hablar así?
-Mi psiquiatra.

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-¿Tienes dinero para pagar por estas cervezas?
-Soy una niña. ¡No tengo ningún dinero conmigo!
-¿Qué pasó con tu dinero en el bolsillo?
-Bueno, lo he gastado en condones.
-¿Qué? ¡No, no, no, no, no! ¡Demasiada información!

-Hazme un favor, ¿de acuerdo? No le digas a tu mamá, que perdí mi trabajo hoy. Escúchame.
-Gracias por un día muy normal, papá.

¿Sabes qué? Treinta segundos después de que te hayas ido habremos olvidado por completo de que has estado aquí.

-¿Señor? Vaya… tenga una conversación con Dios.
-Bien, hombre. Bueno. Voy a tener una pequeña charla con Dios, ¿de acuerdo?
-Gracias.
-¿Y si Él no contesta?

Aquí viene la lluvia,
por lo que sostén tu sombrero
Y no ores a Dios
porque no va hablar de nuevo.


-Estoy interesado.
-¿Qué?
-Quiero hacer discos contigo. Quiero producirte. Quiero contratarte. Estamos destinados a trabajar juntos.
-Disculpa, ¿no acabas de ver lo que pasó allí?
-Sí. ¿Qué? ¿Sientes lástima por ti misma?
-No. Me gusta mi música. Quiero decir… ¿a quién le importa si no la entienden, verdad?

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-Yo no soy una artista. Sólo escribo canciones de vez en cuando.
-¿Y son esas canciones tan buenas como esa?

-Bueno, aquí está la verdad: no podría haberte contratado aunque quisiera.
-Bueno.
-No vengo de una noche de contratar. No he contratado a nadie en siete años. Mi discográfica ha perdido por completo la fe en mí.
-Entonces, ¿por qué me diste tu tarjeta?
-Fuerza de la costumbre. Si me veo vagabundo es porque prácticamente lo soy. Dejé mi casa hace alrededor de un año o algo así. Estoy durmiendo en un colchón de mierda, en algún departamento de mierda. Y no estaba celebrando esta noche. Estaba bebiendo al tope, sobre un andén del subterráneo... dispuesto a matarme. Y entonces oí tu canción.
-¿Quieres una cerveza?
-Claro.

-¿Qué pasó con los Grammy?
-Los empeñé.

-¿Estabas borracho cuando escuchaste mi canción?
-Absolutamente, nena. Ahí es cuando sucede la magia.

-¿Qué? ¿Te paras en un escenario con una guitarra destartalada y te crees que eres la nueva “Carole-maldita-King”?
-No. Sólo creo que un hombre de A & R diciéndole a una artista cómo debe vestirse o comportarse, es una mierda total. La gente no quiere eso. Quieren autenticidad.
-Bueno, nena. Autenticidad. Dame el nombre de un artista que crees que pasa tu prueba de autenticidad.
-Dylan.
-Dylan. Ese es el artista más cultivado que podrías haber pensado. Su cabello. Sus anteojos de sol. Él cambia su aspecto cada década.

No estoy diciendo que no puedas ser un verdadero hijo de perra de buena fe en este negocio. Pero tienes que hacer lo que sea necesario y hacer que la gente mire tus espectáculos... donde la música puede empezar a hacer su trabajo real.

-Dios mío. ¿De qué estábamos hablando?
-No me puedes contratar. Y yo no quiero ser contratada.

Nadie llega a Nueva York y sólo se va sin que algo terrible suceda.

La triste verdad es que no quiero a nadie...
Al menos que ese alguien seas tú.
Y se vea como tú.
Se sienta como tú.
Sonría como tú.
Quiero a alguien como tú.
A través y a través
o me quedaré azul.


Estoy como, “hola, estamos acostumbrado a ser un equipo. ¿Qué pasó?”

Es la parte de atrás lo que me gusta. Es como si estuviera sosteniendo una guitarra. Pero él quiere que creas que es su pene. Él está diciendo. “¡Mira! ¡Es una guitarra! Pero no lo es. Éste es el tamaño real de mi pene”.

Por favor, no veas
sólo una chica atrapada en sueños y fantasías.
Por favor veme a mí
acercándome a alguien que puedo ver.
Toma mi mano.
Vamos a ver dónde nos despertamos mañana.


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Y Dios, dinos la razón
porque la juventud se desperdicia en los jóvenes.
Es temporada de caza
y este cordero está en fuga.
Estamos buscando el significado
pero todos somos estrellas perdidas
tratando de iluminar la oscuridad.


Eres como una lectora de la mente de mierda.

-¿Tienes tu demo?
-No.
-¿No tienes tu demo?
-No.
-¿Tienes MySpace o Facebook?
-¿MySpace? No, no tengo. Te lo dije. Escribo canciones de vez en cuando.
-Bueno… ¿para que las escribes?
-¿Qué quieres decir “para qué”? Para mi placer. Para mi gato.
-¿En serio? ¿Le gustan?
-Es una ella. Sí, así parece.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque ronronea.
-Tal vez está abucheando.
-No. Ella ronronea con Leonard Cohen también.

Y la ciudad es nuestra sala en vivo de mierda.

No necesitamos un demo. Vamos a grabar un álbum.

-Pase lo que pase, lo grabamos.
-¿Si nos arrestan?
-¡Sigue rodando! Va a ser hermoso.

Necesitamos músicos. Músicos terminal y miserablemente aburridos.

Quiero que se convierta en sólo un tipo completamente diferente de sonido. Yo quiero que sea el punk conociendo al pop.

No estamos jodiendo. Porque si no es correcto, entonces es equivocado. Y el camino es largo. Y sólo eres tan fuerte como tu próximo movimiento.

Ella es inglesa. Un poco tensa.

¿Sabes qué? Todo lo que ves por aquí. Este sitio… estos autos... son a causa de él. Nunca me olvido de eso.

Un tipo como ése pierde su suerte durante un par de años y la gente pierde de vista quién es. Ellos no lo tratan con el respeto que se merece.

Ahora estamos de vuelta en la calle
para una canción que vale la pena cantar.


Tenías razón todo el tiempo.
Pero soy yo quien tiene que cambiar.


¿Cómo se puede conseguir que alguien se fije en ti ignorándolos, si ellos te están ignorando?

Me mudé a otro dormitorio. Ella está esperando por una llamada que nunca llegará.

-¿Qué es eso?
-¿Esto? Eso es un divisor. Para que dos auriculares entren en una entrada.

-¿Qué tipo de música tienes en tu teléfono?
-No te voy a dar acceso a mi biblioteca de música. Realmente no lo haré. Hay un montón de placeres vergonzosos, muy culpables, allí.

Se puede decir mucho sobre una persona por lo que hay en su playlist.

-¡Tenemos que bailar!
-De acuerdo, tenemos que bailar.
-¡Tenemos que bailar!

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-Eso es lo que amo de la música.
-¿Qué?
-Uno de los escenarios más banales se invierte repentinamente con tanto significado ¿sabes? Todas estas banalidades… de repente se convirtieron en estas... ...estas hermosas… perlas efervescentes. De la música... Tengo que decir que, al hacerme mayor, estas perlas apenas se están volviendo cada vez más y más raras para mí.
-¿Más la cadena que las perlas?
-Si. Tienes que viajar a través de una cadena… mucho más para llegar a las perlas. Este momento es una perla, Gretta.

-Ven a ver. Tu novio acaba de ganar un Music Gong.
-De ninguna manera.
-No lo creerías. Ha hecho algo a su cara.

Genial barba, maldito perdedor.

Cariño, has estado viviendo con una estrella de rock. Sólo que él no lo sabía. No importaba. Pero ahora que sí, tengo que decirte: estas personas se casan con ellos mismos. Se enamoran de la música. Se enamoran de los reflectores. Se enamoran de la carretera. Las chicas. Toda esa mierda. Y no importa lo mucho que lo intente... él nunca va a ser capaz de hacer feliz a una mujer.

Porque él quiere lucir como el tipo que no se da cuenta. “¡Oh! ¡Me ha crecido una barba! Estaba tan ocupado, perdido dentro de mí mismo, escribiendo música que no me di cuenta que me había dejado la barba del tamaño de mi cuello”.

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No es demasiado alto para un bajo. Exactamente. Nadie debe tocar el bajo al menos que sea muy alto.

Dime si estoy de nuevo por mi cuenta
Devolviendo un corazón que es prestado
Sólo dime si quieres ir a casa
Porque no estoy segura.


-¿Son la pareja más feliz del mundo? ¿O ustedes rompieron después de un mes y regresaste a Nueva York en un autobús?
-Fue en un tren en realidad.

Pero todos somos estrellas perdidas
tratando de iluminar la oscuridad
Y me pareció verte
ahí afuera llorando
Y me pareció oírte llamarme
Y me pareció verte ahí afuera llorando.


-Creo que has perdido las canciones en la producción. Sabes... Bueno… toma “Estrellas Perdidas”. La escribí como una balada. Y... no sé… suena como una pieza pop para un estadio.
-Sí, pero, quería convertirla en un éxito.
-¿Por qué?
-¿Por qué? ¿Qué clase de pregunta es esa? Tú eres la compositora. Consigues todo el crédito por escribirla, Gretta. Es enorme para ti.
-Sí… pero no debías perder la canción en ello. Es... es delicado. Realmente... creo que deberías conseguir un nueva mezcla.
-Sí… Pero a todo el mundo le encanta cuando lo hacemos. Es increíble. Tienes que venir a verla en vivo. La reacción a la misma. La energía en la sala sólo cambia.
-¿Por qué estás tan preocupado por lo que piensen los demás? Es nuestra canción.
-Lo es, pero... ¿no es eso de lo que la música se trata? El compartir con la gente.
-No. No esa canción, Dave.

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-¿Cuándo te diste cuenta de eso?
-Cuando me cantaste en mi correo de voz. Y me di cuenta de que nadie en la Tierra, en su sano juicio, jamás haría algo remotamente parecido a eso. Y eso me mató. Eso me aplastó. Me conquistaste por completo.
-Sabes que yo no estaba realmente tratando de ganarte de vuelta. Estaba tratando de decirte: “¡Vete a la mierda!”

-No tenía la menor idea de que fueras tan talentosa. Yo no sabía. Realmente tocas la guitarra. Tienes mucho talento. En serio.
-¿Qué? ¿Quieres que empiece una banda ahora?
-¡Sí! Vamos a empezar una banda. Vamos a empezar una banda.

Pero todos somos estrellas perdidas
tratando de iluminar la oscuridad.
¿Quiénes somos?
Sólo una mota de polvo dentro de la galaxia.


No te atrevas a dejar que
nuestros mejores recuerdos te traigan dolor.
Ayer vi a un león besar a un ciervo.
Pasa la página.
Tal vez encontremos un nuevo final
donde estemos bailando en nuestras lágrimas.


Tan capitalista. No. Un dólar es justo. Y luego vamos a dividirlo en partes iguales entre todos...

jueves, octubre 23, 2014

el soundtrack de tu vida 

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¿PUEDE UNA CANCIÓN DE AMOR SALVAR TU VIDA?
data: http://www.imdb.com/title/tt1980929

Ves ese título y pensás que ninguna buena película puede cargar con ese peso. OK, puede ser. Pensá que el original es “Begin Again” y animate a cruzar la puerta del cine. Porque “¿Puede una canción de amor salvar tu vida?” puede, literalmente, salvarte el día. Y vas a salir del cine tarareando y sabiendo que hay cachitos de magia refulgentes en la calle y que sólo hay que saber verlos con una buena música de fondo.

“¿Puede…?” es la conjunción de un muy buen guión, una excepcional pareja protagónica, una banda de sonido superlativa. El irlandés John Carney logra una de esas películas entrañables, con una mística propia, en la que todo parece funcionar bien desde el principio. Es de esa clase de películas que se disfrutan, que auténticamente se disfrutan como espectador.

Todo empieza por una noche y una canción. Dos personajes intersectan sus caminos por esas cosas del azar o del destino: un productor musical con su vida en franca decadencia, a una copa de tirarse abajo del subte; una cantautora con el corazón roto que está a horas de tomarse un avión y dejar Nueva York en su pasado. Nótese que el Universo tiene esos juegos perversos que llamamos coincidencia o casualidad. Diez minutos antes, diez minutos después, la vida sería distinta. Pero, afortunadamente para ellos (y especialmente para nosotros, ¡espectadores!), esa noche, Dan la escucha cantar a Gretta. Y juntos, socios en la catástrofe, darán vuelta la página de su vida y podrán reencontrar el camino para seguir viviendo, magullados pero enteros.

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La película es una comedia engañosamente romántica. Decimos engañosamente porque nos hace suponer un final que no se da y porque habla de algo más que de un chico buscando chica. La primera idea es lo importante que es la música, como la música puede cambiarnos la forma de mirar la vida. Tal vez como nunca antes, esta generación tiene una banda de sonido para la vida. Es común ir a cenar a lo de un amigo y asistir a la ceremonia de poner música en un no tan discreto segundo plano. ¿Desde cuándo es así? ¿Por qué nos vemos en la necesidad de tener música de fondo? Creo que inventos como el mp3 player, el walkman, el ipad, nos cambió el modo en que interactuamos con la música. Hoy, una canción forma parte de nuestro modo de procesar la realidad. No podríamos andar por la vida sin música, sin un soundtrack a cuestas. Es decir, podríamos, pero sería otra realidad, una realidad más empobrecida. Es más: la elección de una música es otra de las formas que tenemos de definirnos ante los otros. “Se puede decir mucho sobre una persona por lo que hay en su playlist” dice uno de los protagonistas y es la gran frase de esta película. La ropa, el corte de pelo, el calzado, los adornos; también la música nos define.
Segunda idea: el límite entre venderse y vender lo que uno hace. Un arreglo en una canción o un cambio de look para subirse al escenario. ¿En qué punto dejo de ser un artista para transformarme en un mercachifle? “Quería convertirla en un éxito” se excusa un personaje sobre el arreglo de una canción. “¿Por qué?” inquiere la protagonista. “¿Por qué? ¿Qué clase de pregunta es esa?” es la contestación. Allí está la clave de todo arte: la obra o la repercusión. Subordinar una a otra o viceversa. Dan le recomienda a Gretta cambiar el look marimacho para llamar la atención: “Tienes que hacer lo que sea necesario y hacer que la gente mire tus espectáculos... donde la música pueda empezar a hacer su trabajo real”. Lo que importa es la música, todo lo demás es accesorio. Se puede ceder en lo accesorio si no cede en lo principal. Véndete en el marketing pero no vendas tu obra. La confrontación Gretta y Dave refleja este punto en la elección de una canción: lo que el tema representa o la admiración de la masa. Un personaje elige uno; el otro, el restante.

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Otra reflexión que se desprende en los títulos finales, sigue rondando la idea del arte y el negocio. Una de las primeras líneas del filme, cuando Dan se plantea hasta que punto hay que cobrar por las canciones, si la música no tendría que ser libre. En el final, Gretta parece hallar un modo decente de vivir de lo que se hace sin caer en el show que desvía la atención al hecho musical despojado de todo oropel, de todo brillo distractivo.

Una última idea: la necesidad de abandonar el pasado, dejarlo atrás y retomar tu vida. El peso del pasado puede ser tan abrumador que te termine hundiendo. Es más sano dejarlo ir. Ése es el tema central de la película, fijado con alfileres en el título original. Nada mejor que uno de los versos de una de las canciones: “Pasa la página. / Tal vez encontremos un nuevo final donde estemos bailando en nuestras lágrimas”.

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“¿Puedes…?” tiene una de las mejores bandas de sonido de los últimos tiempos. Son muy buenos los temas que forman parte del guión que llevan la firma de Gregg Alexander (integrante de New Radicals) con participación de otros. Del palo de la música, CeeLo Green y Adam Levine (el líder de Maroon 5 es quien interpreta a Dave, el novio de Gretta) son responsables de momentos decisivos de la película. Es la propia Keira Knightley la que canta una de las versiones de Lost Stars y Step You Can’t Take Back.

La otra pata es ese dueto actoral delicioso que componen Mark Ruffalo y Keira Knightley. Deben los dos actores que más exprimen los primeros planos en el cine moderno. Ruffalo puede mostrar toda la emoción contenida, todo el conflicto de un personaje al borde del derrumbe, en una sonrisa forzada con una mirada embebida en lágrimas. Knightley tiene un poder de seducción intacto. Ese mohín de apretar los dientes mientras mira de costado, es una marca registrada que, pese a su repetición, sigue siendo efectivo. (Lo reconozco: avísenle que a mí me puede). Y si por separado pueden sostener cualquier guión, Ruffalo y Knightley tiene una sinergia llamativa en pantalla. Se potencian, son más juntos.

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(En la misma semana vi “¿Puedes…?” y “Magia a la luz de la luna”, la última de Woody Allen. Es inevitable la comparación porque la pareja Colin Firth y Emma Stone no mueven el amperímetro. Personalmente, creo que es más culpa de Stone que de Firth. Pero lo cierto es que los baches de la trama se tornan más evidentes por la falta de química de la dupla protagónica).

Hay varias escenas mágicas en “¿Puedes…?”. La inicial (contada desde varios puntos de vista) es muy eficaz para enganchar al espectador. Pero mi predilecta es el tour por Nueva York escuchando la música de un ipad y la breve observación de Dan de porqué ama la música y de cómo cada vez, con los años, le cuesta más y más poder captar esos momentos mágicos dispersos en la vida.

Mañana, las mejores frases. Y prepárense porque son muchas.

miércoles, octubre 15, 2014

frases de “Perdida” 

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Ustedes son las dos personas más jodidas que he conocido y eso que he conocido personas jodidas para ganarme la vida.

¿Qué estás pensando? ¿Qué es lo que sientes? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro? ¿Qué vamos a hacer?

El que se la llevó está obligado a devolverla.

-¿Has oído hablar que la explicación más sencilla suele ser la correcta?
-En realidad… jamás encontré que eso fuera cierto.

Maldita zorra.

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Soy la perra con la que te casaste. La única vez que te sentiste cómodo contigo es cuando estabas tratando de ser alguien que a esta perra le pudiese gustar. No soy una cobarde, soy esa perra. Maté por ti. ¿Quién más puede decir eso? ¿Crees que serías feliz con una chica del Medio Oeste? ¡De ninguna manera, bebé! Soy yo.

-Mierda… es delirante. Quiero decir… estás loca. ¿Por qué vas a querer esto? Sí… te amé. Y luego todo lo que hicimos fue herirnos, tratar de controlarnos mutuamente. Nos causamos, uno al otro, dolor.
-Eso es el matrimonio.

Eres probablemente el hombre más odiado de América. ¿Mataste a tu esposa?

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Voy a seguir creyendo que mi marido me ama, pero puedo estar equivocada. Me siento como algo que puede ser desechada si es necesario. Me siento como si pudiera desaparecer. Finalmente, me he dado cuenta que tengo miedo de mi propio marido. El hombre de mis sueños, mi hombre, podría matarme… Ese hombre puede verdaderamente matarme.

-¿Amy tiene amigas con los que podamos hablar?
-No… no realmente.
-No sabe si tiene amigas, no sabe lo que hace durante el día y no sabe el tipo de sangre de su esposa.

Amy perdió mucha sangre ahí. Alguien limpió por arriba.

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martes, octubre 14, 2014

el cotidiano trabajo de demolición de la vida marital 

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PERDIDA
data: http://www.imdb.com/title/tt2267998

Es una de las más perversas películas de los últimos tiempos. Una exquisita amarga reflexión sobre la vida en pareja, ese delicado mecanismo de demolición que significa convivir, en que se pulen las aristas del otro hasta dejarlo completamente irreconocible. “Perdida” no es sólo un ingenioso thriller. La incógnita es lo de menos. La pregunta “¿qué pasó con Amy Dunne?” puede ser respondida de varias maneras. Y es lo que hace el filme, llevándonos de la nariz por varias posibilidades, hasta llegar a la correcta. Pero lo que interesa es otra cosa: son las sutilezas de varias líneas de interpretación que opera como un hojaldre, capa sobre capa, en una feroz mirada al matrimonio, a los medios y a nuestra pretensión de juzgar la vida y la credibilidad de los otros.

Nick Dunne llega a su casa, el día de su aniversario de bodas, y encuentra una banqueta tirada, una mesa rota y su esposa, Amy, ausente. Ése es el gatillo disparador de “Perdida”. Desde ahí, la película alterna la búsqueda policial de Amy con las lectura de los párrafos del diario personal de Amy Dunne, contando cómo conoció a Nick, cómo se casaron y como se fueron a vivir a Missouri.

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Estructuralmente, esas dos líneas narrativas se refuerzan: cuando más dudas se ciernen sobre la inocencia de Nick respecto a la desaparición de su esposa, la lectura del diario confirma el deterioro progresivo de la pareja, los rasgos violentos que sugieren un final trágico.

La película llega a un punto. Y desde ahí cambia la historia y asistimos a otra narración que muta el significado de todo lo visto hasta entonces. Fuimos manipulados como los personajes: ahora, detrás de la escena, empiezan a verse los movimientos de los titiriteros.

La intriga cambia (de “¿dónde está?” a “¿cómo zafar?”) y con ese cambio, “Perdida” llega a otro nivel. El thriller pasa a un segundo plano y nos preguntamos qué pasa en esa pareja, cómo llegaron a ese punto, en qué momento la destrucción mutua pasó a ser la forma de comunicación elegida.

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“Perdida” baraja varias ideas. Una, la necesidad de transformarse en otra persona para lograr el amor de la persona amada. Una vez conseguido, regresar a lo originario, a la personalidad auténtica, no es otra cosa que una traición. Hay un pacto implícito de ser el que se fingió ser. Recordarle al otro esa obligación es una de las funciones del matrimonio. Herirse mutuamente en forma activa, degradarse y degradar, pulir y formatear, elegir a uno para vivir, no por lo que es sino por lo que puede ser.

Otra idea notable que examina “Perdida” es la predisposición de la opinión pública de juzgar la vida de los otros, sin ningún sustento. Vemos a los protagonistas desfilar por los talk shows, no con el objetivo de alcanzar la verdad, sino de mostrarse creíbles. Se torna de “asesino” a “pobre tipo”. Y los mismos que pedían la pena de muerte, se abrazan con el sospechoso sólo días después. En la comodidad de nuestras poltronas, especulamos sobre la inocencia o no de los extraños. Les hacemos la vida imposible, desde nuestra zona de confort de impunidad.

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Otra idea sobrevuela en la trama de “Perdida”: Nick y Amy se merecen mutuamente. Hay víctimas que no se distinguen de sus victimarios. Son interfuncionales y acoplan sus psicopatías. Así funcionan; así se identifican.

Una iluminación opaca, una paleta de colores pálidos, nos sugieren esa oscuridad en la que se mueven los protagonistas. Más aún: la oscuridad en la que nos movemos día a día.

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Hay otro monumento en “Perdida” además de la dirección de David Fincher y el guión (basado en su novela) de Gillian Flynn: la actuación de Rosamund Pike. Muta como la película; es sutilmente perversa en cada gesto. Y logra provocarnos el escalofrío al pensar que podemos toparnos con mujeres como ella capaces de hacernos creer cualquier cosa que se propongan. Auguramos (deseamos) por lo menos una nominación al Oscar para Pike por esta superlativa interpretación.

Mañana, las mejores frases.

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