viernes, septiembre 26, 2014
frases de “El hombre más buscado”
-No estoy haciendo esto por ti.
-La mayoría de nosotros no tiene elección.
Les di a Issa. Issa les da a Abdullah. ¿Y ahora qué?
-Tal vez podría definir para nosotros cuál es el objetivo a largo plazo.
-¿Hacer del mundo un lugar más seguro no es suficiente?
Tenemos un trabajo que hacer. ¿Vas a ayudarme a hacerlo?
-La inteligencia alemana necesita hacer un trabajo que el Derecho alemán no deja hacer. Nuestra Unidad se creó para hacerlo.
-No somos policías.
-Somos espías. Nuestras fuentes no vienen a nosotros. Los vamos a buscar. Nos convertimos en sus amigos, hermanos, padres… Cuando los tenemos, los dirigimos a objetivos más grandes. Se necesita un pececillo para atrapar una barracuda; una barracuda para atrapar un tiburón.
Su elección es entre nosotros y nadie. El reloj está corriendo. Sabés que lo van a encontrar. Y cuando lo hagan, estará en el primer avión a Rusia. A menos que los americanos lo quieran. Entonces no sabremos dónde él está o estará.
-Él no quiere el dinero. Simplemente no lo quiere.
-Mitad radical, mitad niño rico. Mitad ruso, mitad checheno. Ama a su madre y aborrece a su padre. Usted y yo sabemos que Issa Karpov no tiene la menor idea de lo que quiere.
-Tengo miedo. No soy espía. No puedo seguir con esto.
-Eres mis oídos y mis ojos. Te necesito.
-No puede hacer esto. Soy abogada.
-¿Abogada o asistente social de terroristas? Ha cruzado la línea. Está de su lado ahora.
El hombre es tolerante, comprometido con Occidente. Pero todo hombre bueno tiene un poco de maldad, ¿no es cierto? Y en el caso de Abdullah, ese poco podría matarnos.
No es sólo un hombre buscado… me atrevería a decir que es el más buscado.
Tu cabra está atada.
jueves, septiembre 25, 2014
interiores
EL HOMBRE MÁS BUSCADO
data: http://www.imdb.com/title/tt1972571
“El hombre más buscado” (basada en una novela de John le Carré) es de la clase de historias de espionaje que no se centran en el enigma central, sino en el contexto. La historia principal (atrapar a un presunto terrorista checheno y a un sospechado benefactor de caridad islámica) no tiene particular relevancia. Su desarrollo es lineal, previsible por momentos. Pero lo principal no es esa historia, sino los personajes que orbitan alrededor de la trama, en un juego de traiciones encadenadas. Y sus historias tampoco se explicitan, sino que se sugieren. El espectador que decodifique esas relaciones, va a disfrutar y mucho con esta muy buena película. Pero el que vaya esperando una intriga, se verá decepcionado. No es la película clásica de espías; es un drama humano, alrededor de la lucha terrorista internacional.
“El hombre más buscado” se centra en la acción de Gunther Bachmann, titular de una subterránea agencia de inteligencia alemana que opera en Hamburgo. La ciudad alemana tiene una mancha difícil de borrar en el mundillo del espionaje: allí residía el cerebro del atentado de las Torres Gemelas. Y las distintas agencias de inteligencia, en perpetua disputa, se comieron su accionar.
Parece no haber cambiado mucho. En esta trama, las agencias siguen pisándose los callos unos a otros y, en medio de ese festival de egos, Gunther intenta atrapar a un líder de beneficencia islámico de quien se sospecha que desvía fondos de caridad para Al-Qaeda. Gunther trama un juego de ajedrez, no para atrapar al líder, sino para cooptarlo y tenerlo contralado. Y en ese juego, el peón es un presunto terrorista checheno que acaba de llegar clandestinamente a Hamburgo, escapando de las prisiones y torturas rusas.
La película es, básicamente, la descripción de este plan. La traición es el principal ingrediente. Aquí, hasta el desenlace, hay una traición sobre una traición sobre otra traición. Con la sensación final de que todo este juego sólo sirve para destruir vidas pero no suma absolutamente nada en términos de tornar más seguro al mundo.
El director Anton Corbijn decide mostrar las fuertes necesidades dramáticas de los personajes, no a través de líneas de guión, sino de sugerencias. Las miradas, las palabras a medias dichas, proporcionan una pista. Para ello cuenta con un muy buen elenco en el que brilla la última presentación de Philip Seymour Hoffman, fundamental para este nivel de sutileza en la exposición del conflicto.
La otra clave la dan los interiores. Hay que llamar la atención de cómo las locaciones nos revelan información del mundo interior de los personajes. Oficinas frías y racionales, con delicado buen gusto en obra de arte; ministerios de pasillos futuristas, desiertos, carcelarios; el desorden de una biblioteca, una cama desordenada y un piano con una partitura de Bach; un hogar musulmán lujoso y tradicional. Cada locación nos habla del personaje más que lo que habla el personaje. Vale un ejemplo: el breve diálogo de Tommy Brue (Willem Dafoe) con su esposa, en una casa de amplios ventanales con firma de arquitecto top que se adivina en el borde del orillo, a la vera de un río. El parlamento nos sugiere que ese matrimonio está acabado. Y el ambiente nos ilumina de ese matrimonio por conveniencia: el banquero millonario con una elegante esposa que lo odia y no vacila en demostrarle su desinterés. Esa casa es una jaula de cristal. Y su sola visión nos da, de un vistazo, el cuadro completo del personaje.
Hamburgo se ve en escenarios no for export, con un dejo de abandono que retrata no tanto la ciudad sino los oxidados aparatos de inteligencia heredados de la Guerra Fría. Son edificios de los ’60 con un toque de deterioro que señala que fueron pensados para perdurar y hoy apenas se acomodan a los tiempos. No hay nada más decadente que el esforzado perdurar de lo que fue glorioso.
Así que recomendamos para los que quieran sumergirse en esta historia, estar pendiente a esos detalles, como a las miradas o los roces que los personajes realizan. Una mano tendida en el aire dice mucho más que un parlamento. Es un ejercicio delicado de hacer cine. Exige cierto esfuerzo, pero se disfruta.
Mañana, las mejores frases.
jueves, septiembre 11, 2014
despidiendo al amigo
QUE EXTRAÑO LLAMARSE FEDERICO
data: http://www.imdb.com/title/tt2952634
Ettore Scola salió de su retiro para filmar esta película, un último recuerdo a su amigo fallecido, el inmortal Federico Fellini. Escrita con sus hijas Paola y Silvia, Ettore se abstiene de hacer un documental sobre la filmografía de Fellini. Hay (relativamente) poco de la obra cinematográfica de Fellini; hay mucho de Federico. Ettore retrata al amigo, al hombre detrás del director, a ese gran Pinocho del cine italiano, al insomne, mujeriego, poeta de lo marginal, al chico transgresor que disfrutaba de la vida como la fiesta que debía ser vivida.
Este filme es una excusa de Scola para retomar un diálogo con sus amigos, con Fellini y Mastroianni, diálogo interrumpido por la muerte. Caminar por las calles de Roma, trasnochar los bordes del insomnio, asistir a los delirios de los personajes bohemios, frecuentar las caminatas de las prostitutas callejeras, inventar películas como una forma de trabajo, reírse y vivir dejando atrás el fascismo, la guerra, la pobreza. Tal vez esta elección defrauda a quien espere un estudio de la obra de Fellini. Pero es esa elección que le permite al filme alcanzar una zumbona emoción, una saudade que se comparte con una sonrisa, despreocupado de la propia muerte. La última escena del filme (el escape de Fellini de su propio funeral, huyendo por los recovecos de Cinecitá) es una metáfora de lo que significó el arte para Fellini. Como tantos artistas, el gran mentiroso necesitaba fabular para huir de la realidad; construir otro mundo que aligere las carencias del actual.
Con parte actuadas, inserción de documental, un relator que habla a cámara, un racconto final con escenas memorables del director, Scola se vale de muchos recursos para contar lo que fue esa amistad con Fellini. Los mejores momentos son esos paseos en auto por la noche italiana, tratando de distraer el insomnio de Fellini, con los personajes más pintorescos que podía encontrar en la calle. El segmento de la prostituta veterana y el artista callejero son ejemplos. Pero los mejores momentos pertenecen al segmento de las charlas con Mastroianni, Scola y Fellini. Allí la película alcanza otro relieve y encuentra esa calidez propia.
En toda la película, Scola juega con el atrás de cámara. Nos cuenta la escena como si fuera real, pero en algún momento vemos el escenario que hay detrás, o una cámara, o un telón. Golpes de cámara para mostrarnos que todo es una representación, que todo no deja de ser una gran mentira. Admirable y amada mentira. Pero mentira al fin. El cine detrás del cine. Ésa elección no es caprichosa sino que refuerza la idea del universo que eligió Fellini como refugio de esa realidad. Un chico jugando con sus juguetes en el arenero.
Una frase admirable es la explicación de Fellini de porqué hacía cine. “Recibo un adelanto. Eventualmente me resisto a devolverlo. Y estoy obligado a hacer una película para quedarme con el dinero”. Y el remate con esa idea de que “no creo que la libertad absoluta sea bueno para el artista” porque estará inactivo esperando ese momento en el que llegue la inspiración y, con libertad absoluta, capaz que ese momento no llega nunca. La otra idea interesante para anotar en el discurso de Fellini es que “el artista es siempre transgresor, infantilmente transgresor. Necesita de un padre, un policía, un gobierno para serlo”.
“Que extraño llamarse Federico” es más que un homenaje, una despedida, en la que estamos invitados a participar. Si son amantes del cine, estoy seguro que participarán de la convocatoria.