críticas chatarras

QUÉMESE DESPUÉS DE LEER

“Quémese después de leer” es una típica comedia de los Hermanos Coen. Si a usted le gusta esa clase de humor absurdo, con personajes patéticos que se despelotan solos, por esa cosa del azar y de la incertidumbre que prima en el Universo, se va a divertir mucho pero mucho. Ahora, si es incapaz de engancharse con ese humor sureño, siga de largo porque le parecerá un bodriazo. Casi una definición para el 90% de la filmografía de Joel y Ethan Coen.

No se busque en “Quémese…” ninguna voltereta interpretativa, ninguna bajada de línea, ninguna cosa trascendente. Es humor puro, comedia de enredos, personajes que se esmeran en disimular su grado de desesperación. Burocracia de Washington que se muerde la cola sin saber bien qué hacen; maduras desesperadas por reinventarse; gansos y despiadados en el mismo caldo que se viene cocinando desde la noche de los tiempos.

Hay un tema que se repite en las películas de los Coen: lo absurdo que es el mundo. El azar es siempre el protagonista de sus tramas. Los personajes creen tener el control pero son llevados por los vientos aleatorios. Un toque más: el azar se viste de ropajes burlones. Puro sarcasmo del destino, ríe a carcajadas viendo nuestros afanes para destacarnos en el centro del Caos.



Como gran parte de la filmografía de los Coen, usted sabrá al instante que está ante la obra de dos genios, pero la película se olvidará, rápidamente, apenas salga del cine. Cosas de estos tipos que escriben muy bien pero que tiene el espesor de un charco en la calle.

“Quémese…” se luce por el elenco estelar (McDormand, Clooney, Malkovich, Swinton, Pitt) y por algunas frases brillantes, algunos remates dignos de la carcajada.



Escenas destacadas: el llamado de Chad a Osbourne Cox para chantajearlo; el diálogo de Linda con los rusos; el “descubrimiento” de Chad en el placard.

Las mejores frases, mañana.

CONSEJO: se puede esperar al DVD.