críticas chatarras

MATAR O MORIR

Basado en el cómic de Frank Miller, “Matar o morir” es una película con mucha pero mucha acción y una dosis extra de humor negro. Lo peor que le puede pasar a esta clase de filmes (y me parece que efectivamente ha pasado) es que el público o los críticos se lo tomen en serio. “Matar o morir” es una gran gastada, apela a todos los clichés del género y está tan pero tan exacerbada que es más que claro que el tono es de desborde permanente. Sí, es violenta, sádica, chorrea sangre, pero todo es un juego escénico, un guiño a la platea, para que se divierta con esta profusión de persecuciones, muertos, tiros, malvados sin escrúpulos y antihéroes sin miedo. No es un filme oscuro como “Sin City” (su antecedente estético más claro). Y tal vez esa es su mayor debilidad. Más bien light, es un buen exponente de cine pochoclo. Y así debe ser juzgada (más que alguna crítica se indignara porque el objeto de violencia fuera un bebé).



Smith es el típico tipo que está en el lugar indebido en el momento menos oportuno. Protegiendo a una joven madre, queda al cuidado de un bebé que (por motivos que sabremos al promediar la película) está siendo perseguido por una gavilla de matones comandados por el cruel Hertz. Y Smith se empecina en no soltar al bebé y bajar a todos los muchachos que le mande Hertz, uno detrás del otro. En el medio, traen al ruedo a una prostituta de pecho generoso (¡aguante Monica Belluci!) que ayuda a Smith en medio de los tiros.



La película tiene un despliegue de escenas de acción, con una particular y vertiginosa edición (mención para Peter Amundson) y una fotografía que remeda al comic (Patrick Banister en la dirección de arte y Peter Pau como director de fotografía), ambos rubros pilares fuertes de la película.

Lo más débil es la falta de química de la pareja central, Clive Owen y Monica Bellucci que, por esas cosas del destino, no funciona. Debe ser la película menos sexy de la italiana (noten que en “Ricordati di me” te la morfabas con papitas y salía con un pulóver de cuello alto; cosa rara, ¿no?).

Lo más raro es que Clive Owen tiene mucha química pero con Paul Giamatti (en un villano memorable, caricaturesco, malo pero malo). La actuación funciona en ese dueto y lo de Bellucci queda en un segundo plano, accesorio a la historia.



Es cierto que el guión tampoco ayuda. “Matar o morir” llama la atención por su estilo, el vértigo, las referencias cinéfilas, pero no tiene un guión brillante. Carece de parlamentos memorables. Y el tono general del relato es pasatista, falta alguna que otra lectura entre líneas, para dar mayor dimensión a la historia.

En suma, divertida, para pasar el momento, reírse un poco y levantar las pulsaciones. Es violenta pero nada para vomitar ni mucho menos, es más bien una violencia coreográfica. Si vio “Kill Bill”, usted está más que preparado para esto.



Escenas destacadas: la escena inicial; el escape de Smith de su casa; las interrupciones de la esposa de Hertz en medio de los tiroteos. Las frases: mañana.

CONSEJO: para amantes de la película de acción. Buena opción en cine.