críticas chatarras

TRANSFORMERS

Rara combinación para este tanque (en varios sentidos) de Michael Bay: comedia adolescente con cierta incorrección política con efectos especiales a la enésima. Hay tanta liviandad argumental como derroche de presupuesto, casi un catálogo de lo peor del Hollywood de estos días. No obstante, el público juvenil lo recibe con aplausos al final de la proyección. Queda claro que los ñatos del Gran País del Norte conocen el mercado.

Adolescente perdedor, tataranieto de un fracasado explorador del Polo Norte, la vida le cambia a Sam Witwicky cuando su padre le regala su primer coche usado, un Camaro derruido que amenaza quedarse a la vuelta de la esquina. No obstante las limitaciones del rodado, el pibe logra que se suba a su vehículo, la diosa de la clase, Mikaela Banes (en la piel y la carne de Megan Fox, la morocha de cintura de mimbre que se quiebra en el primer abrazo), lo que no es poco. Lo que no sabe Sam es que, sin quererlo, va a estar en el medio de una lucha entre dos clanes tecnológicos, máquinas con conciencia que vienen a dirimir su interna en este planeta. El triunfo de uno, significa la muerte de todos. Tranquilos: uno de los buenos es el Camaro que se transforma en un Transformers (perdón por la cacofonía) y salva al mundo.



Como verán, no hay nada original en la historia (y no la habrá en la película, quédense en paz). Lo que asombra, a veces, es el cómo. Porque el guión de John Rogers, Roberto Orci y Alex Kurtzman acumula gags, momentos de buena comedia, muchas explosiones, luchas, cosas que vuelan, escenas de un patrioterismo galopante, menciones xenófobas (vgr.: “Me llamo Bobby Bolivia. Como el país, pero sin diarrea”), destrucción, destrucción, destrucción y ruido, ruido, mucho ruido.



A veces, la acumulación de tantas consignas del más rancio imperialismo norteamericano nos lleva a preguntarnos si Michael Bay no se está tomando todo en joda y usa estos clichés y estereotipos para reírse de todos. Algo de eso hay (como lo demuestra la cándida confesión de los padres de Sam que recitan a cámara, sin ponerse colorados, que no creen que exista vida extraterrestre, que si algo así pasara, el gobierno de los Estados Unidos no lo iba a ocultar y se lo diría a los ciudadanos). Pero como la película no cae de llenos en brazos de la sátira (remember “¡Marte ataca!”), las consignas racistas bordean, peligrosamente, la convalidación del estereotipo.



En el medio de tanto vértigo, aparecen Jon Voight y John Turturro, en impresentables papeles. Ahí sí, seguro que ellos sí se toman en joda lo que les tocó en suerte y se ríen todo el camino al banco para cobrar sus cheques. Una pregunta existencial: ¿no hay ninguna chica fea en esta película? Nos quedamos con Megan Fox, babaza electrónica del mes.



Los efectos especiales son de primerísima calidad y lo mejor del filme. Las escenas de acción son soberbias, pero, insistimos, agobian por sobreacumulación de detalles. No todas se justifican con la historia. Pero a esta altura del partido: ¿a quién le interesa? Otra pregunta, pero para trekkies: ¿el Cubo no les trae recuerdos del Cubo de los Borgs? ¿Homenaje?



Escenas destacadas: el paso de comedia de los transformers ocultándose de los padres de Sam; el ataque final en la ciudad; la primera transformación del Camaro; el ataque del robot alacrán en el desierto; Megan Fox abriendo el capot del auto, con jeans ajustados.



Frases:

Antes que el tiempo iniciara existió el cubo. No sabemos de dónde viene, sólo sabemos que tiene el poder de crear mundos y llenarlos de vida. Así es como nació nuestra raza.

-Estuvo bien ¿no?
-Diría que es una sólida B- ¿Baja? Estaba vendiendo las cosas de su abuelo en mi clase.



Hágame un favor, mire por la ventana. ¿Ve a mi padre? en el coche verde. Le diré de un sueño: el de un niño y la promesa de un padre. Lo miro a los ojos y dijo. "Hijo te compraré el coche si consigues 2 mil dólares y 3 A". Tengo el dinero y tengo 2 A. Ok, entonces ese es el sueño. Con su B-, el sueño se va. Vea, señor, pregúntese a usted mismo: ¿qué haría Jesús en su lugar?

-¿Aquí? Dijiste un coche, no un pedazo de basura.
-A tu edad no tenía ni uno de éstos.
-Déjame explicarte algo. ¿Viste la película “Virgen a los 40”? Éste me tendrá así a los 40 y éste hasta los 50.

El chofer no escoge el auto. El auto escoge al chofer.



-Pero dijo que los autos escogen…
- A veces escogen uno con un padre tacaño. ¡Abajo!

Es lo de siempre. Como que tengo debilidad con los chicos que tienen buenos
coches o brazos grandes…

-Fue Irán.
-Vamos, esto es muy complicado para un iraní. ¡Piénsalo!
-¿Qué crees? ¿Chinos?

Esa revistas debajo de mi cama, no son mías. Son de Miles. ¡OK, no es cierto! Son mías. Me las dio el tío Charles.



-¿Qué es?
-Un robot, pero como uno de esos super avanzados. Debe ser japonés…

-Los roedores deben ser exterminados.
-No es un roedor es un chihuahua. Es mío, amamos a los chihuahuas.
-Hecho lubricantes por todo mi pie.



Somos el gobierno, Sector Siete. No lo ha escuchado ni nunca lo hará.

Hay algo con todos ustedes. Hasta su perro está en esta operación.



-Son violentos.
-¿Hace poco éramos tan diferentes? Son una especie joven. Tienen mucho que aprender. Pero he visto bondad en ellos. La libertad es lo que todos deseamos. Todos saben que solo hay una manera de terminar esta guerra. Debemos destruir el cubo.

Deben haber sacrificios para traer paz a este mundo.

Tienes que respetar a los japoneses. Ellos saben cómo hacer las cosas.



Solo haz lo que dice. Perder no es una opción para estos chicos.

-Señor.. ese tanque se está levantando.
-Esas cosas no mueren.

Soy Optimus Prime y les mando este mensaje a los sobrevivientes que están refugiados en las estrellas. Estamos aquí y estamos esperando.

CONSEJO: sólo para menores de edad.